Y la falta de la hinchada se siente, porque fortalece, contiene y ayuda en los momentos más difíciles, además de darle al espectáculo el marco adecuado y el permanente aliento que le da confianza al local y hace dudar al rival.
Entonces en ese Cilindro vacío, prácticamente insonoro y donde
el silencio se adueñó del mismo, se jugó el partido por la Libertadores y este
Racing de Beccacece se apoderó rápidamente del encuentro, con una superioridad
tal, que Arias prácticamente no tocó la pelota.
Pero ese dominio total no se vio cristalizado en la
red, porque si bien el arquero de Alianza respondió muy bien, el problema es
que Racing no encuentra ni al nueve ni a los volantes que puedan concretar
algunas de las muchas oportunidades que genera.
Sin dudas el equipo está cada vez más seguro en su
juego, pero es importante señalar más goles ya que ese ritmo que Racing impone
no se puede sobrellevar los noventa minutos, por lo que siempre habrá un momento,
un tiempo, para que el rival pueda tener
sus oportunidades y un solo gol es muy
es exiguo para estar tranquilos.
Siempre desde mi opinión como hincha, tuve la sensación de que el equipo sintió el gran partido realizado en La Plata frente a Estudiantes, sobre todo en la zona de volantes y la consecuencia
pareció sentirse anoche en el segundo tiempo.
Ese inconveniente le permitió a los peruanos,
acercarse más al arco académico, porque cada pelota que Racing perdía en
ataque, ya costaba recuperarla, pero por suerte no fueron tan peligrosos.
El equipo contó con una defensa segura, partiendo desde el siempre
atento Arias, un Domínguez que brilla a través de su juego y personalidad, un Sigali impecable e implacable y el buen nivel de Pillud y Mena, tanto en defensa como en
ataque.
Con un medio campo que tuvo en Miranda a su mejor
figura, a Rojas como estratega, a Fértoli ayudando en la recuperación y estando
cerca del gol y a un Zaracho, que hace todo bien en lo que se refiere a movimientos y a darle ritmo al equipo, con apariciones sorpresivas en el área que lo situan muchas veces en posición de convertir, pero su apresuramiento en la definición lo lleva a no concretar las situaciones.
Mientras adelante, quizás por alguna deficiencia física,
Garré careció de esa intensidad y esa potencia que lo llevo a ganarse un lugar
como titular, ya que casi nunca busco encarar y si tocar hacia atrás o tirar
centros, junto a un “Licha” López, que aunque se integró bien, como suele
hacerlo, al circuito de juego pero sigue sin tener situaciones para convertir.
La salida de Lisandro por lesión en el segundo tiempo, volvió a poner en
escena al casi olvidado Cvitanich, un jugador siempre positivo aguantando la
pelota y generando tiros libres y también a un Reniero, que pide estar más
dentro de las “18” que en los costados y que apenas ingresado, hizo llegar el grito de gol del silencio, a
nuestros alborotados y felices corazones.
Faltando pocos minutos, Rojas le deja su lugar a Barbona,
quien en esos pocos minutos realizó una buena jugada que pudo haber terminado
en gol.
El nuevo triunfo de Racing, no solo le otorga el puntaje ideal, sino que además se puede observar como la
“alianza” futbolística entre Beccacece y jugadores, va obteniendo sus frutos, porque partido a partido se va interpretando cada vez mejor la idea y el sistema de juego impuesta por el joven
técnico, lo que genera, además de resultados
positivos, mayor confianza, un alto estado de ánimo y por ende, una gran predisposición
al trabajo.
Queda como cuenta pendiente el aspecto de definición, aceptado por cuerpo técnico y jugadores, dado que por las situaciones
que genera el equipo, se deberían lograr resultados más amplios.
La Libertadores entra en suspensión por el problema
del Coronavirus, pero parece que la
Superliga se juega, así que podrá utilizar lo mejor que tiene para ver si puede
continuar con la serie de triunfos.
Hasta pronto.
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