miércoles, 10 de agosto de 2016

¿Podrán mirarse a los ojos?


No debemos alarmarnos porque la  Selección Argentina Sub23  no pudo avanzar en los Juegos  Olímpicos de Río 2016, dado que no tiene mucho sentido buscar culpables en el cuerpo técnico y mucho menos entre los chicos, sabiendo que,  este resultado adverso,  es la consecuencia de una lamentable causa: el mamarracho dirigencial, especialmente después de la muerte de Julio Grondona.

Pero con esto no estoy enalteciendo la figura de un ser, -que no fue santo de mi devoción- y que estuvo al frente de la AFA por casi 35 años, digo que esto es porque todos los dirigentes, salvo alguna que otra excepción, estuvieron durmiendo al amparo de un “gran padre” que los cobijaba y los mimaba con sus dádivas a través de todos esos años, entonces ante la desaparición de quien para mal o para bien, sostenía un orden, estos señores se encontraron de la noche a la mañana con un imperio que ya no tenía Emperador, con un reinado que ya no tenía Rey.

Y como se pasaron 35 años comiendo jamón serrano del bueno, ahora les costaba aceptar la mortadela que estaba frente a ellos, por lo que comenzaron a disputarse lo poco que quedaba, abandonando ciertas premisas que la “Casa del Fútbol” de alguna manera sostenía, buscando continuar con esa opulenta y ficticia vida que les hacía vivir Don Julio, para finalmente darse cuenta que ya no quedaba ni siquiera para comprar esa mortadela, que en algún momento rechazaron y hoy les parecerá un manjar.

Porque cuando se llega a estas situaciones queda claro que la condición humana no los une, los separa y entonces es difícil pensar que coincidirán sobre el futuro, entonces a la vista de este desorden donde todos luchan por confusos intereses y nadie quiere aceptar su cuota parte de culpa, por estar acostumbrados a una forma de vida que les será difícil cambiar, aunque no lo admitan públicamente, seguramente más de uno estará soñando con que desembarque algún “nuevo padrino” que les vuelva a decir que hacer, para que todo vuelva a ser como era antes.

Viven en reuniones y me pregunto después de lo de hoy: ¿podrán mirarse a los ojos?

Los dirigentes deben entender que la camiseta de los equipos que representan hay dejársela cuando se habla de sus clubes, pero cuando el tema pasa por las Selecciones Nacionales deben sacárselas y ponerse la de Argentina.

Asi de fácil.

Hasta pronto.