domingo, 1 de noviembre de 2015

¡La noche del Diego que no se va!


El partido en sí carece prácticamente de análisis, porque Crucero del Norte llegó a Avellaneda con la consigna de no recibir una goleada, porque hubiera sido casi un milagro que el resultado fuera adverso a Racing

El equipo mostró un muy buen rendimiento, aunque creo que Romero se destacó, porque tuvo en un encuentro sin sufrimientos, la capacidad para asistir y la frescura necesaria que se necesita para darle buen juego y mejor circulación, mecanismo que se fue aceitando a mediados del primer tiempo, haciéndose dueño de la mayoría de los ataques racinguistas.

Lo sobresaliente lo protagonizó desde el comienzo la gran hinchada racinguista, cuando manifestó a través de una gran ovación el justo reconocimiento a uno de los Diegos. El que aunció su retiro hace un par de días: Cocca, el técnico que en 18 meses le dio a Racing un campeonato y un nivel que hacía mucho tiempo no tenía y a quien se lo vio conmovido al escuchar los cánticos.

Pero era evidente que la mayor expectativa estaba en el mensaje que iba a bajar de las tribunas y de las plateas, cuando se cumpliera el minuto 22, el minuto donde todos los racinguistas del país y del mundo, a través de los que estaban en la cancha, le iban a enviar a su capitán.

Y la pasión, el amor y el respeto de la hinchada por este símbolo, que volvió para entregarse a Racing de cuerpo y alma, se hizo sentir cuando en el Cilindro todos se unieron en un solo grito, pidiéndole a su ídolo que no se retire, convirtiendo a la noche en ¡La noche del Diego que no se va!

El Milito no se va!... era el sentimiento del hincha y retumbó en el Cilindro como un ruego, como un grito sagrado y a pesar de que muchas veces este tipo de demostración conmueve más de lo pensado, Milito nos pudo entregar a todos los hinchas una devolución de la mejor manera, dos goles que le dieron a la noche un marco inolvidable.


Hasta pronto.