martes, 24 de enero de 2017

Goles, sonrisas y lágrimas.


Clásico de verano, que para muchos son solo amistosos y para otros el cadalso.

Ha pasado y va a pasar y aunque es cierto que no es por los puntos, te marcan a fuego.

Para Cocca, al igual que para el técnico de los vecinos, era un comienzo que había que sortear, porque para nosotros los hinchas, los clásicos son a muerte, ya sea por la Coca o por el pancho, porque lo que se defiende es la camiseta, es la gloria.

Y por suerte para todos los racinguistas fue la noche de las sonrisas, porque nuevamente goleamos a nuestro rival de la vida deportiva, quizás no con tanto lujo como en el último enfrentamiento, pero sí con solidez, compromiso y efectividad.

Pudimos ver un equipo que busco presionar y que cuando tuvo que defender lo hizo con orden, con concentración y con seguridad.

Hubo un buen trabajo en general, partiendo de la seguridad de Orión, con un rendimiento interesante de Barbieri, que de a poco se va asentando en la zaga central, al lado de  un Vittor que está más concentrado y que también ha mejorado considerablemente su juego ( si le tengo que observar algo, que vengo marcando, es que cada vez que quiere poner una pase largo casi siempre la pelota se va afuera y otra cosa que hace, aunque no muchas veces, arriesga en la puerta del área).

De los laterales me gustó más Álvarez que Pillud en la marca, aunque Pillud aporta más en la ofensiva.

Hubo un buen partido de Gastón Díaz y del “Pulpo” González destacándose en ellos sus llegadas al área, como lo confirman los dos primeros goles, Aued a su vez fue de mayor a menor y  se volvió a reencontrar con su buen juego, algo que no observé en el “Huevo” Acuña, a quien lo vi muy lento y como contrariado con él mismo, quizás porque todavía no está a punto.

Arriba Bou, quien buscó todo el partido pero no estuvo muy fino (quizás por los trabajos de  pretemporada) y a veces se enredaba pero metió un buen centro a Licha para que se la baje a Díaz en el primer gol y después tuvo una que no pudo definir bien por encima del arquero.

Y que hablar de Lisandro López.

Licha es de otro nivel. Tiene otra jerarquía. Saca mucha diferencia con el resto. Es un jugador fantástico, por lo inteligente y por su entrega sin condiciones.

Ayer pensaba si hubiera llegado a Racing junto con Milito en Julio del 2014, lo que hubiéramos visto…

Después los cambios, primero Cerro, que no tuvo un buen partido, aunque le devolvió magníficamente la pelota a Brian Fernández para que este concrete su gol.

Luego Videla que lucha contra todo y hasta contra él mismo para volver a ser aquel que todos admiramos, aunque por ahora está lejos todavía.

Le siguió Rosales, a quien le sigue costando entrar en sintonía, admitiendo que es muy joven pero esperando que justifique su gran inversión.

Y finalmente el esperado Brian Fernández con algo inesperado, su golazo, su llanto y los abrazos, que nos emocionaron a todos los racinguistas y estoy seguro a muchos que no lo son, porque fue conmovedor. 

Si Brian sigue haciendo las cosas bien, es el que despierta a Racing cuando se duerme.
Tiene habilidad, picardía y agresividad. Es el refuerzo que no contábamos.

Goles, sonrisas y lágrimas en la noche salteña para que los hinchas de Racing de todo el país pudiéramos saltar de alegría.

Ojalá que sea el comienzo de una nueva gesta, la que nos permita volver a ver a un equipo sólido que transmita confianza a través de una idea de juego y de esa manera soñar e ilusionarnos con lograr nuevamente un título de la mano de Diego Cocca.

Hasta pronto.