sábado, 27 de julio de 2019

Transita la niebla.

Tengo la sensación de que la caída ante Boca Unidos pudo haber dejado alguna secuela en lo anímico por todo lo que rodeó a ese partido, entendiendo por más que se quiera dejar de lado, no es fácil de superar el duro golpe de haber fracasado en la Copa Argentina.

Esto lo digo porque no veo al equipo con la confianza, la fe y el ánimo similar a aquel que se consagró campeón, se parece más al que finalizó el semestre en la Copa de la Superliga.

El de anoche, en cierto modo fue un partido muy similar al del domingo anterior por la Copa Argentina, con la diferencia de que enfrente estaba Unión, un equipo de primera, con mayor aplomo y con mayores recursos técnicos y físicos que Boca Unidos

Cuando digo parecido, me refiero al planteo que Unión le presentó, porque también salió a esperarlo, tratando de encontrar ese error, esa oportunidad para explotar los espacios que deja Racing por su forma de atacar, entendiendo que inicia casi todo bien pero después de  la mitad de cancha, cuando se topa con un conglomerado de jugadores como pasó en estos dos últimos partidos, transita la niebla, no puede ver con claridad.

Con línea de cinco y con sus volantes y delanteros colaborando, esperó con paciencia las equivocaciones y la desesperación de un equipo que a la hora de tocar y hacer circular la pelota mostraba imprecisiones, con el agravante de que  no contar, por ahora, con el jugador que pueda desequilibrar con la gambeta y entonces todo se vuelve más previsible.

Es evidente que los rivales le van tomando la mano al Campeón y saben que al equipo del “Chacho”, cuando no puede abrir el marcador ante un equipo que se defiende, le cuesta encontrar la forma de superar esa barrera de jugadores en el área rival y entonces finaliza con los centros desde los costados, pero para ello habría que ubicar en el área jugadores que vayan a disputar esas pelotas (no solo delanteros).

Es cierto que Racing tuvo unos minutos donde pudo definir el encuentro, pero el arquero respondió bien, especialmente en la última jugada donde Cvitanich queda mano a mano después de un pase largo de Zaracho por sobre los centrales, que se habían adelantado.

Respecto de las actuaciones, Arias no estuvo seguro, aunque no fue apremiado, Sigali y Dominguez, de lo mejor, no tuvieron problemas, Pillud, se esmeró y buscó bien haciendo diagonales, Soto, es el que muestra más confianza y por ese motivo comete errores graves en defensa,  el medio campo me pareció irresoluto, sin la dinámica y sin las ideas claras del mejor equipo de Coudet (obviamente no se le pude achacar mucho a Rojas porque todavía no se acomodó al equipo), me pareció flojo lo de Solari y a Díaz lo veo más lento, mientras Zaracho, sin llegar a jugar un gran partido fue de lo más rescatable, a “Licha” López  le cuesta encontrar su gran nivel anterior y Cristaldo puso mucha voluntad pero sin aportar demasiado.

El “Pulpo” no anduvo mal y Montoya por lo menos intentó cambiar ese ritmo anodino que tenía el equipo.

Finalmente Cvitanich con poco pudo haber sido el "héroe" porque tuvo la más clara para darle el triunfo a la Academia, pero anda torcido en la definición.

Por último no hay que quejarse más si los rivales vienen a la cancha de Racing a defenderse, entendamos que el reglamento no dice con que sistema táctico deben jugar los equipos, así que cada técnico dispone de la manera que mejor le parece, lo que obliga a su colega rival a encontrar la forma de superarlo, haciendo uso de su inteligencia para seleccionar los jugadores que puedan cumplir con la estrategia a implementar y con la táctica para llevarla a cabo.

Esperemos que Racing pueda recuperar la memoria del juego, de la circulación, del toque y del gol, que viene siendo esquivo por falta de situaciones y/o de definición.

Hasta pronto.

lunes, 22 de julio de 2019

Un encuentro…con dos partidos.


Todas las expresiones negativas son válidas para decir cuánto dolor y tristeza sentimos los hinchas de Racing ante este resultado que lo deja nuevamente fuera de la Copa Argentina.

Podemos hablar de mala suerte y sería entendible, pero también podemos decir que no se pueden errar 3 penales y tendríamos cierta razón, con el agravante para los ejecutores de que su compañero Arias atajó 2 de los realizados por el rival.

Por eso este análisis debo separarlo en dos partes, porque como señalo en el título se jugó un encuentro…con dos partidos.

El primero de ellos dura 90 minutos más los agregados y ahí me pareció que Racing fue superior en todo sentido, transformando el trámite casi en un monólogo, que obviamente era lo que se esperaba por el débil rival que lo enfrentaba, que no tenía ni juego ni resto físico para complicarlo, solo hacer todo lo posible para llegar al otro partido.

Obviamente Racing tenía la obligación de llevar el partido a un ritmo que fuera debilitando a Boca Unidos y eso lo comenzó a lograr más o menos a partir de los 10 minutos del primer tiempo, haciendo  circular la pelota y tratando de llegar por los costados,  juego que  fue encerrando a un equipo que comenzó a pensar en los penales desde el primer minuto de juego.

Atrás no hubo problemas y por los laterales trataba de hacerle daño con un mejor Soto que Pillud, que después fue tomando confianza y creciendo, con Marcelo Díaz, Solari y González que no tenían problemas para hacerse dueño de la mitad de cancha y con un Zaracho, que comenzó errando pases, pero fue mejorando su participación o a partir de los 20 minutos, mientras arriba “Licha” López entraba muy poco en juego y Cvitanich se asociaba bien andaba errado en la puntada final.

Así Racing fue gestando situaciones, a veces claras y otras no, que hicieron que el arquero rival se fuera agrandando, admitiendo que a veces esto sucede porque se pierde la calma dentro del área.

Final del primer tiempo con empate, Racing lamentándose las oportunidades perdidas y Boca Unidos aferrándose al cero a cero.

El segundo período, ya con una lluvia más intensa, Racing siguió presionando con los centrales en la mitad de cancha, abriendo la cancha y buscando por afuera, Pillud, que terminó redondeando un gran partido, junto con Soto seguían siendo las salidas.

Racing seguía sumando oportunidades para abrir el marcador y muchos tiros de esquina, (¿porque siempre directos al área, no hay otra jugada?), pero el arquero de Boca Unidos ya era figura.

El cambio de Rojas permitió que Zaracho fuera más importante por el centro y tanto Barbona como Domínguez encajaron sin problemas en el juego, pero el tema estaba en la definición y cuando esto no sucede, el dicho popular dice que “los goles que no haces en el otro arco, lo hacen en el tuyo” y esro casi se da al final, cuando por una distracción de Soto, un saque de banda finaliza con un disparo al arco que Arias desvía muy bien.

Si entraba esa pelota creo que ahí se definía todo y realmente no se lo que hubiera preferido, porque lo de los penales ya me supera.

El otro partido justamente es el de los penales.

Porque es un partido sin juego, sin toque, sin circulación y la presión no es alta ni baja, es mental e individual y entonces la jerarquía grupal y de contagio que da el juego se transforma en algo personal, (como si fuera un single de tenis), porque sabemos que en un partido tradicional hay ejecutores designados y aquí están obligados varios jugadores más que normalmente no lo hacen y no cualquiera patea un penal en una situación donde el equipo se puede quedar afuera de todo,  por lo que las cosas se complican.

Hoy Racing tenía la obligación de ganar desde todos los aspectos en los noventa minutos y aunque no estuvo tan mal lo que hizo  (como dice Guido Kaczka en El Pantano), falló en lograr lo que le hubiera dado el triunfo en el primer partido y evitado el segundo, donde se igualan fuerzas, capacidades y posibilidades con el rival.

Es evidente que a Racing le cuesta superar estas circunstancias, es como que algo lo abruma y lo lleva al fracaso, por lo que hay que tratar de encontrar respuestas que lo encamine a superar estos síntomas negativos en definiciones por penales.

Hasta pronto.