Escrito por mi hermano José Francisco Lococo
RACING. El llanto por una pasión.
Que es lo que provoca el llanto, que clase de
sentimiento hace llorar a una persona. Puede ser causado por dolor, tristeza o
frustraciones, sin embargo, también se llora en situaciones de felicidad, el
nacimiento de un hijo, celebración de un aniversario, un éxito logrado, u ocasionado
por el triunfo de una pasión.
He llorado muchas veces por una pasión, esa llamada
Racing que me inyectó mi padre y corre por mi sangre desde que nací. Lo hice
por diversas situaciones que se fueron sucediendo desde 1960, cuando mi padre
me llevaba a la platea ubicada en el sector C, y luego comencé a ir junto a mi
hermano y otros amigos racinguistas a la tribuna de socios en las cabeceras.
Recuerdo que en los entretiempos cambiábamos de arco
para seguir la delantera, era una costumbre de todos los que compartíamos la
misma ubicación.
El primer llanto fue de felicidad con el famoso
equipo de Jose, Campeón en 1966 y Campeón de la Libertadores y del Mundo en
1967. Ese glorioso 4 de noviembre en la platea América del estadio Centenario
de Montevideo llore luego que el Chango Cárdenas convirtiera ese golazo,
abrazado a mi hermano y los amigos de siempre.
Lamentablemente a continuación y por muchos años
también lloré, pero por otro sentimiento, el de tristeza, de penar por esa
nefasta etapa futbolística que culmino con el descenso de la categoría. Me
parecía estar viviendo una pesadilla, fueron 2 larguísimos años, una eternidad,
pero como todos en las malas haciendo el aguante valerosamente acompañando al
equipo. Recuerdo el día del último partido con Atlanta en la cancha de River,
ese día no pudimos ir a verlo y con mi hermano no quisimos ni escucharlo, fue
tanta la ansiedad y los nervios que nos fuimos a caminar sin seguir las
alternativas hasta la finalización del partido, como siempre a Racing se la
ponen difícil, no existía la regla de clasificar por diferencia de gol, había
ganado el primer partido por 4 a 0, pero si perdía por 1 a 0 se jugaba otra vez.
Ganaba Racing con el gol de Sicher, y se lo empataron, ese resultado final
determino el ascenso volviendo al lugar de donde nunca debió salir. Así cerraba
una etapa triste de su historia y comenzaría otra mucho más feliz con el equipo
conformado por el Coco Basile, a mi criterio uno de los mejores que vi jugar,
con un plantel de gran categoría, y que lograría la Super Copa jugando contra
Cruzeiro de Brasil en su propia cancha.
Luego esa otra etapa negra en lo institucional como
cuando trataron de que nuestro Racing despareciera auspiciado por una parte de la
justicia que felizmente no se consumó gracias a la reacción de toda la afición
racinguista, que puso el pecho luchando contra el arrebato.
Pasaron muchos años con funcionamientos dispares y
sequia de títulos, hasta que llegó el momento que tanto deseábamos y por lo que
tanto alentábamos. De la mano de “mostaza” Merlo y luego de 35 años volvieron
otra vez las lágrimas esta vez de felicidad al verlo coronarse y gritar
campeón. Observaba generaciones viviendo por primera vez la obtención del
ansiado título, eso me emocionaba aún más, era increíble ver tantos jóvenes que
vacíos de campeonatos, soportando durante esos años las burlas de los amigos y
simpatizantes de otros equipos llevaran impregnado en su cuerpo el sentimiento
por una divisa, sentí que esa prolongada y pesada carga de constantes traspiés
y sufrimientos se había convertido en una coraza que los protegieron fortaleciéndolos,
alimentando y aumentando su pasión racinguista, seguramente habían sido
vacunados con esa droga celeste y blanca inyectada por sus padres, igual que
muchos años antes lo hizo el mío.
En síntesis, los años posteriores afortunadamente
tuvimos, aunque con intervalos, participaciones y actuaciones decorosas
arribando a los años 2014 y 2019 logrando el campeonato en cada uno de
ellos, además de obtener las copas de campeones contra Tigre y Boca y la súper
copa internacional también contra Boca jugada en Emiratos Árabes en enero de
2023.
Hoy ese llanto cargado de felicidad resurge por la obtención de un nuevo título internacional venciendo al mismo adversario de la copa lograda en 1988 luego de recorrer un sinuoso camino, con momentos de inseguridad, algo de desconfianza, con alguna bronca pasajera y superando obstáculos como siempre nos sucede, sufriendo hasta el último minuto, que es la acostumbrada marca en nuestro gen racinguista. Estoy recordando a Martirena y gol, a Maravilla y gol, nervioso corro a la par de Roger, y gol…el final y el llanto del festejo en los ojos de todo el estadio…perdón no puedo seguir, se me escapa un lagrimón….
Salud
Racing.
Brillara blanca y celeste la Academia.
SIEMPRE!!!!