lunes, 26 de febrero de 2024

Gustavo hizo realidad el sueño de todos los racinguistas.

Racing se reencontró con el triunfo en el partido más importante para todos sus hinchas, con el valor agregado de hacerlo de visitante y manteniendo una vez más el arco en cero.

Ya todos sabemos que para bien o para mal el clásico de Avellaneda es “bisagra”, por eso esta victoria, que fortalece a Racing en todos los sentidos, fundamentalmente en lo mental, debe servir para seguir trabajando con tranquilidad y tomar más confianza, con la convicción de que unidos se puede llegar a lo que ellos y nosotros como hinchas aspiramos, que es a salir campeón.

Ganar era lo principal, lo más significativo, porque si la verdad del fútbol es que los resultados mandan, una nueva derrota no solo lo alejaba bastante de la punta, sino que además hubiera golpeado muy fuerte en lo anímico al plantel y fundamentalmente a Costas, quien para algunos todavía parece estar dando  un examen en cada partido.

Por más aplomo que se tenga, el clásico se juega mucho en la cabeza y ese nerviosismo se transmite a los pies, por eso hubo imprecisiones de ambos lados y mientras Racing sufría a Luna por la zona de Mura-Rubio (hizo amonestar a ambos)  Independiente lo sentía también en ese sector por parte de Rojas y Salas, quienes generaron situaciones que llevaron a intervenir a Rey, en un primer tiempo donde el árbitro Tello dejó pasar algunas infracciones del local que eran para amonestación en las divididas y un codazo en la cara de Mura que era para expulsión.

La amonestación de Rubio llevó a Costas a reemplazarlo por Colombo, para ver si podía darle más seguridad a la zona derecha de su defensa, la zona que todos sus rivales eligen para atacar a Racing.

En la segunda etapa el encuentro se hizo un poco más friccionado, pero Racing empezó a tener más la pelota y sobre el cuarto de hora JuanFer en campo académico, recibe de Colombo y  mete un pase para Zuculini, que había ido a buscar el claro cerca del circulo central, quien con un pase milimétrico que sorprende a los centrales rojos, asiste a un “Maravilla” Martínez que rápido y decidido encara para el área y cuando enfrenta a Rey lo elude para después tocar al gol, que el suspenso del VAR termina confirmando para silenciar el estadio y dar rienda suelta a la locura de Costas y sus dirigidos.

En ese segundo tiempo Racing corrigió algunas desprolijidades y estuvo más ordenado por lo que se fue adueñando del partido, con un mejor trabajo en defensa, donde Arias volvió a estar seguro, Colombo jugó más confiado, Sosa estuvo más firme y García Basso aunque volvió a errar un par de pases, siguió sólido en la marca.

El medio campo se fortaleció a través de los buenos rendimientos de Zuculini y Almendra, quien tuvo una gran oportunidad para aumentar pero decidió mal cuando podía haberla finalizado mejor, mientras que en la ofensiva Salas aportaba entrega y sacrificio junto a un Martinez que ya se ha convertido en un jugador casi indispensable por su gran capacidad goleadora.

El final del partido mostró el desahogo y la alegría de Costas y sus dirigidos, ante un estadio mudo, aunque no sorprendido, porque además de superarlo en el resultado, Racing lo ganó desde la convicción del corazón.

Gustavo hizo realidad el sueño de todos los racinguistas, ganarle a Independiente en su cancha y como hincha eso me llenó de felicidad, la misma felicidad que debe tener el hoy técnico académico, que sufre, se angustia y disfruta como uno más de nosotros, pero que a su manera, le va inculcando al plantel conceptos como compromiso, actitud y ganas de ganar, sentimientos que le dicta su corazón de hincha y que están por encima del buen juego, por eso su Racing podrá tener errores y a veces no ser tan claro, pero estoy seguro que sus jugadores siempre dejarán en el campo hasta sus últimas gotas de sudor.

Hasta pronto.