jueves, 6 de marzo de 2014

Frente a las puertas del horno.


Daría la sensación que algo pasa en el plantel porque los jugadores parecen tener la cabeza en otra cosa y quizás sea cierto, dado que esa sensación de temor, de inseguridad y de desorden que el equipo mostró en la mayor parte del torneo Inicial del 2013 hasta la llegada de Merlo, volvió a instalarse nuevamente en el seno del equipo.

Y esta vez se está llevando a la rastra a “Mostaza” quien parece haber perdido esa convicción y esa confianza con la que asumió y que fue lo que le transmitió al plantel logrando esos puntos tan necesarios.

Pero de aquel equipo bastante sólido y seguro en su andar, que incluso mantuvo en el verano, por lo que hoy pudimos ver ya no queda nada.

Lanús jugaba por momentos a voluntad tocando entre líneas mientras los jugadores de Racing los corrían sin poder recuperar ninguna pelota. Los volantes de Racing no se encontraban para nada cómodos y la defensa tampoco hacía pie por lo que solo se sacaban la pelota de encima con un rechazo largo a la buena de Dios, rogando que caiga cerca de Vietto o de Hauche.

Los granates no tuvieron muchas situaciones de gol pero pateaban desde afuera del área y uno de esos disparos pegó en el travesaño, pero el siguiente -ante un despeje horroroso y desesperado de Saveljich-  el volante Barrientos convirtió el gol.

Lamentable por donde se lo mire el primer tiempo de Racing.

El segundo tiempo presentó a De Paul por Villar, y el pibe le dio un poco de juego, sobre todo en los primeros 30 minutos pero hay jugadores que están muy, pero muy bajos, como el caso de Vietto, por lo que Racing no pudo concretar el par de situaciones que tuvo.

Después entraron Viola y Camoranessi por Campi y Hauche y en ese partido más abierto parecía que se podría aspirar a que alguna jugada finalizara en gol, y sobre el final una pelota larga sobra a la defensa de Lanús dejando a Vietto solo sobre un costado del área quien en forma egoísta prefirió tirar al arco en lugar de buscar a Viola quien había quedado en posición de gol.

De todas maneras, poco, muy poco de todos y eso es como nada. Hasta Cerro entró en el desorden y la desesperación lo que lo llevó a ganarse la quinta amarilla y no estar contra Boca.

A la vista se nota que no hay ambición alguna, ni fuerza anímica ni convicción, hay más resignación que otra cosa. Solo insinuaciones sin sustento alguno.

Estamos frente a las puertas del horno, porque la situación está difícil, tensa y complicada, pero algo debe pasar para que esto cambie.
Mi esperanza radica en la experiencia de Merlo quien debe volver a las fuentes, aquellas que le dieron al equipo ese sentido de solidaridad, de entrega y de convencimiento que hoy reclamamos todos los hinchas.

Porque si esto no cambia radicalmente, en los próximos diez días donde nos enfrentamos con Boca y Newell’s, podemos dar esos pocos pasos que nos introducirían en ese horno bien caliente y allí ya no habría mucho tiempo para que alguien nos salve del infierno.

Hasta pronto.