viernes, 10 de agosto de 2018

El juego del quiero… pero no quiero.

La gente, las banderas y la vuelta al ruedo nos colmaban de una emoción que nos desbordaba en un cilindro que se veía repleto como pocas veces.
El tiempo sin ver a nuestro  querido Racing nos llevó a la casi desesperación por verlo nuevamente., porque el Mundial nos entretuvo hasta ahí nomás y la vuelta no era frente a un equipo menor, sino justo frente a River y por la Libertadores.
Y la verdad era que Racing llegaba a este, su primer partido desde hace unos cuantos meses, sin su figura estelar y sin el rodaje necesario para aceitar la máquina, aunque Coudet diga que los amistosos no le interesan por las lesiones, uno ve que la mayoría de los equipos de nuestro país y del resto del mundo, compiten con quien sea, arriesgando lo que te puede pasar también en un entrenamiento: ejemplo Donatti.
Y eso, en mi modesta opinión como hincha, se notó.
Racing estaba más lento que River y además impreciso con la pelota, tanto en su control como en la entrega, y más preocupaba porque esto se veía en los jugadores más importantes a la hora de generar juego, léase Domingez, Cardozo, Centurión.
Y lo sintió, aunque sin llegar a sufrir graves consecuencias, los primeros veinte minutos, cuando se perdía la pelota y los volantes millonarios salían disparados al recuperarla para asistir a sus delanteros.
Por suerte se pudo comprobar que  Arias estaba bien concentrado y respondió en buena forma en un par de disparos de afuera del área.
También los centrales fueron asentándose a medida que transcurría el partido, tanto que Orban jugó su mejor partido desde que llegó al club y Sigali estuvo como siempre coronando una buena actuación.
Racing buscaba presionar pero siempre llegaba a destiempo y cuando lo conseguía y ganaba una pelota no encontró la forma de llegar a enfrentar a Armani, salvo en una oportunidad cuando Centurión habilita a Bou y su disparo desde la derecha es sacada al corner por el arquero riverplatense.
Lisandro ya bajaba demasiado y Bou no fue el que supimos ver en los años anteriores, porque se lo vio llamativamente sin reacción y sin esa fuerza que lo caracterizaba, pero el que me llamaba más la atención era Centurión, a priori y a mi gusto era quien podía complicar a la línea de fondo de River, sobre todo a partir de esa jugada que casi le cometen penal, pero no fue así.
De a poco cada vez entraba menos en juego, tanto que al final del primer tiempo en un par de twitts comente que a mi gusto, debía aparecer más.
Y sobre el final del primer tiempo, la yapa que esperábamos todos.
Nueva infracción de ponzio y expulsión.
Era la oportunidad para salir el segundo tiempo a imponer la presencia que no se vió en la primera etapa, ya que Gallardo saca a Scocco para ubicar Zuculini.
El cambio de  Zaracho no me convenció, porque el chico había sido, siempre a mi gusto,  de lo mejorcito del medio campo y Solari no podía ser solución ante un rival que iba a esperar, porque en la falta de espacios que iba a proponer, no era la mejor solución un jugador que necesita justamente eso para imponer su juego.
Y el segundo tiempo fue de un Racing dominador pero sin ideas para romper ese cerco que había formado River.
Es cierto que Arias no toco la pelota, pero Racing no supo que hacer cuando la tenía, sobre todo cuando se insistía con Soto, que no sorprende nunca, aunque siempre la pida y arriesgue y cuando tuvo una oportunidad, le tiro de derecha un “tirito” a las manos de Armani.
Fue llamativa la falta de movilidad del equipo y donde solo Saravia podía generar por la derecha alguna jugada que llevara peligro y en una incursión suya donde deja dos rivales por el camino, generó un tiros libre, pero que lamentablemente no trajo ninguna posibilidad, porque no estuvo bien ejecutado.
Solo al final y a través de un par de centros, lo tuvo Cristaldo de cabeza, pero Armani respondió bien y “Pol” Fernández con un disparo que salió pegada al palo derecho del arquero.
Con todo respeto digo que me pareció que Racing apostó por el juego del quiero… pero no quiero, quizás porque no pudo olvidar lo que le pasó frente a Colón, lo que seguramente hizo mella en los jugadores y hasta en el mismo técnico, llevándolos a buscar un resultado positivo pero sin arriesgar tanto, entendiendo o aceptando que la valla invicta en un empate no era un mal resultado y se encuadraba dentro de ese objetivo buscado.
La revancha a fin de mes, seguramente va a encontrar a un equipo más afilado, porque ya comienza la Superliga y eso le permitirá tener más rodaje, donde seguramente la confianza los llevará a una mejor precisión en velocidad y movimientos.

Hasta pronto.