viernes, 20 de abril de 2018

¡Es Zaracho!...¡Chacho!


Que buen triunfo.

Que bueno ver a Racing con estas ganas, con este estado de ánimo después de dos derrotas y dos empates, porque fortalece y devuelve la confianza.

Y mientras el “Chacho” sostenenía esa idea que nos llegó al corazón, la hinchada apoyó, sin cuestionar a Musso y respaldando al “Licha” cuando erró los penales.

Por eso esta alegría de hoy.

Porque vemos un Racing que siempre, con errores o no, porque a veces hacen cosas que agrandan al rival, siempre intenta sostener la idea de jugar lo mejor posible y de buscar el arco rival.

No sé a qué va a llegar, pero por lo menos para mí es un gusto enorme ver jugar a este equipo, que no solo quiere ganar, sino que quiere jugar bien.

Y esta noche lo sufrió Vasco da Gama, un equipo que vino a ver lo que proponía Racing para salir de contra, algo que en la primera etapa solo consiguió durante un rato, que fue posterior al primer penal errado por Licha López.

Pero Racing se repuso rápidamente, a través de los jugadores que cuando se encienden contagian -y eso en el fútbol es algo innegable,  en lo bueno y en lo malo- hablo de Centurión que cada día está volviendo a ser más que nunca, abanderado de esta Academia y de Matías, el chico de veinte años que jugó diez puntos.

¡Es Zaracho!...¡Chacho!, con una actuación descollante, esplendida, y participando en todos los goles, le permitieron al equipo retomar el manejo del partido, pide a gritos ser titular, en cualquier posición del medio campo,

Por supuesto que hubo en general un buen trabajo de todo el equipo, comenzando por Musso que si bien no lo exigieron tanto siempre estuvo bien ubicado, Saravia de gran tarea y cada vez más importante en el esquema, artífice de dos penales a favor, Con Sigali y con Donatti, que ratificando su categoría, con Soto que a veces parece que se desentiende del juego y a veces irrita, pero que no dejo de reconocérselo, siempre la quiere y siempre trata de jugarla.

De un medio campo donde, hoy podemos disfrutar de la calidad de un Nery Domínguez, que difícilmente pierda una pelota y que siempre es salida limpia, incluso de un Solari que sin pertenecer al grupo del buen pie, busca acoplarse a ese circuito que tiene buen manejo, pero donde no hay dudas que brillan Centurión y Zaracho, porque fueron siempre opciones para comenzar o terminar la jugadas.
           
Y adelante Lautaro, con algunos gestos que indican que está recuperando el nivel que tenía antes de ser convocado a la selección y de Lisandro López, que realizó una buena tarea, quizás algo desteñida por los penales errados.

Racing debe de alguna manera responder de la misma forma como visitante y el próximo partido tiene mucho de emocional, por el sentimiento natural e inevitable de Coudet con el equipo del cual es hincha, entendiendo que, a pesar de la forma que el ama a la otra “academia”, tendrá que dejar los sentimientos al margen y apelar a la profesionalidad más fría pero de alguna manera responsable y exigente, para que Racing pueda cumplir un buen papel en Rosario y traerse el triunfo que tanto necesita para seguir aspirando a la Libertadores del próximo año.

Es duro pero es la realidad.

Los cambios estuvieron acertados, entendiendo lógico el de  Barbieri, que debe controlar su “agresividad”, por Sigali, que amonestado,  podía dejar el equipo con diez, el de Meli,  que si bien no desentonó no termina de llenarte lo ojos por Centurión y el de Mansilla,  más picante y más metido que en partidos anteriores, por Lautaro.

No hay que aflojar en la Copa Libertadores, ni darse por vencido en la Superliga.

Hay mucho camino por recorrer y este triunfo debe ser el punto de encuentro para volver a ser el equipo que nos ilusionó tanto.

Hasta pronto.