domingo, 21 de septiembre de 2014

Instalado en la mediocridad.



¿Que fue de aquel Racing grande que hasta los años sesenta era respetado por todos?
La Academia Racing Club era un club grande de verdad porque sus dirigentes lo eran, porque sus técnicos y sus planteles lo eran y porque su hinchada lo era.
Época gloriosa. Inolvidable para quienes tuvimos la suerte de vivirla.
A partir de los setenta  nos fue invadiendo la decadencia, salvo mínimos logros que podemos contarlos con  los dedos de una mano.
¿Tan pocas eran las convicciones y ambiciones de  los dirigentes – que no dejan de ser hinchas de Racing- y tan equivocados fueron sus conceptos al elegir técnicos y jugadores que pasaron por la institución para llegar a tantos desaciertos…?
Como no han entendido que para ser un grande hay que pensar como grande.
Acepto que el país vivió momentos difíciles en lo social y en lo económico que han influido en algunas administraciones, pero tantos años de errores, me hace pensar que han existido otros pormenores que llevaron a Racing a una bajeza institucional que da pena recordar.
Para volver a ser grande hay que tener mentalidad de grande, para poder pensar en grande, desde la palabra y desde la acción.
Para entrar en tema me voy a referir a una faceta de Boca.
A través de muchos años sus dirigentes han logrado imponer el “Deportivo ganar.” logrando generar conciencia ganadora desde el hincha hasta los técnicos y jugadores que tienen aspiraciones de llegar al club de la ribera.
Concepto triunfador del que Racing hacía gala en aquellos tiempos lejanos y que hoy de alguna manera parece que solo conserva el hincha.
Porque  en los últimos cuarenta años, no recuerdo haber escuchado a un Presidente nuestro decir con firmeza que en Racing hay que ganar todo lo que se juega y lo único que han conseguido es haber instalado en la mediocridad al fútbol profesional, convirtiendo a nuestra querida Academia en el club del “más o menos”, porque nada se hacía muy bien, como lo indican las masivas pero mediocres contrataciones de jugadores y lo certifican la mayoría de sus modestas campañas, salvo honrosas excepciones en ambos casos.
Y la grandeza institucional y deportiva de Racing sufrió un gran deterioro, atreviéndome a decir que si no fuera por la perseverancia y mentalidad ganadora de su hinchada, quienes se retroalimentaron en medio de ese deterioro para hacerle frente al abandono y a la rendición que los acechaba, hoy estaría casi en el olvido o deambulando en alguna de las categorías menores.
Pronto habrá elecciones, y creo que sería un momento propicio para comenzar a escuchar esas mensajes firmes de los futuros dirigentes desterrando  los tibios “Si hacemos 30 puntos es un buen campeonato, vamos a ver si podemos estar entre los cinco primeros o no estamos para salir campeones…”
Pero no como un lema de campaña o para quedar bien con el hincha y sobre todo con el hincha-socio que lo puede llegar a votar, sino con total convicción, como algo visceral, para que cada vez que hable de Racing el hincha lo pueda ver reflejado en cada gesto, en cada palabra y en cada acción.
Y desde la Comisión Directiva acertando con las contrataciones del técnico y los jugadores, quienes deberán tener como premisa fundamental entender que han sido contratados para ganar todo lo que se compita dejando la piel en cada compromiso. 
Así se inculca, se siembra y se comienza a generar una mentalidad ganadora que quizás nos permita retomar el camino que nos lleve nuevamente a ser grandes de verdad.



Hasta pronto.