lunes, 20 de octubre de 2014

A puro nervio.


Un día muy especial, quizás el más sentido por todos, y que espero que quienes tienen a su madre lo hayan pasado muy feliz junto a ella y a quienes como yo, la hemos perdido, en mi caso hace 50 años, la hayan recordado con amor.
Un día muy especial decía, donde sigo sin entender como la AFA y los responsables de la televisión imponen horarios agraviantes, en una jornada de tanta significación para la familia.
Un día muy especial porque Racing debía ratificar de local, lo bueno que venía logrando de visitante, pero que ante Newell’s, Lanús y Rafaela no pudo plasmarlo, aunque lo merecía y enfrentaba a Vélez , un equipo que aunque en este momento no tenga ese juego que durante varios torneos lo posicionó como un ejemplo, siempre fue un rival difícil, donde casi nunca se dieron grandes goleadas, siempre resultados mínimos.
El encuentro arrancó con Racing presionando tratando de imponer su juego y Milito tuvo un par de oportunidades en las que estuvo cerca, mientras como contrapartida Bou no aparecía, no entraba mucho en juego.
Centurión comenzaba a ser el más desequilibrante, aún con sus habituales errores a la hora de tomar decisiones, pero era el más punzante, el más vertical, sobre todo cuando salía de su zona y arrancaba desde el círculo central  y Acuña que acompañaba también luchaba, intentaba,  pero no lograba imponer su juego, quizás porque le faltaba físicamente.
Y así llega el primer gol cuando a los 10 minutos un Centurión imparable, que arranca desde el campo de Racing llega al área rival encara a Pappa y patea de derecha, la pelota pega en su pie izquierdo y hace una parábola que deja descolocado a Sosa.
Uno a cero y locura total para todos los racinguistas, en especial para Centurión, quien comenzaba a convertirse en el abanderado de  las escaladas.
Explosión en el Cilindro y en las casas porque comenzaba a gestarse un triunfo importante, para no perderle pisada a River.
Racing siguió buscando más goles y los merecía, porque metía presión en todo el campo ante un Vélez que tambaleaba.
Con una fiera como Videla – no entiendo su salida- y un inteligente Aued que cumplían una buena tarea, el equipo mantenía una presión constante, respaldados por una línea de fondo que no tuvo muchos inconvenientes para controlar a los delanteros importantes del Fortín.
Y a los 41 minutos quedan prácticamente mano a mano Milito por derecha  y Bou por la izquierda contra dos jugadores de Vélez de la última línea. Allí Milito inteligentemente cruza de derecha a izquierda la pelota para que Bou la reciba, encare a su marcador, enganche hacia adentro y dispare al primer palo, cuando Sosa creía que el tiro sería cruzado al otro poste.
Golazo de Bou, que no deja de sorprender por su efectividad y su contundencia, que esperemos no abandone.
Pero el segundo tiempo fue distinto, porque Vélez con la entrada de Cáseres comenzó a dominar y ser más punzante, aunque en honor a la verdad me parece que Racing le fue cediendo terreno lo que no dejaba de ser peligroso.
Y entonces se vivió un partido a puro nervio, por la ansiedad y la presión extra que generaba el estar ganando nuevamente de local y el acercarse a la punta del campeonato.
Y Cocca intentó posiblemente con los cambios desacelerar el trámite del encuentro cuando nuevamente Acevedo reemplazó a Acuña ( lesionado ), quien parece estar desacomodado e inseguro ya que no jugó bien varias pelotas. Mejoró cuando se ubicó en el lugar de Videla.
Después salió Bou por una molestia y aquí sí lógicamente entró Hauche, quien cumplió, aunque el equipo había perdido la pelota y la claridad mental necesaria para generar juego en ataque , ya que necesitó más de la marca porque el asedio velezano.
Y el tercero que sigo sin entender y porque además se venía Vélez, es la salida de Videla – amonestado y sabiendo que contra Olimpo no juega- por un Castillón que tuvo actitud y entrega.
Quizás buscó tener salida rápida por los costados,  algo que casi se le cumple, fortuitamente otra vez, cuando Hauche patea y la pelota, que  rebota en un defensor nuevamente realiza una parábola, que esta vez Sosa salva espectacularmente.
Con un Centurión devenido a trabajar más en defensa aunque no dejó de ser ofensivo cuando tuvo su oportunidad, resaltando su madurez porque siempre fue buscado como para que reaccione.
Vélez tuvo lo suyo con tuvo jugadas dentro del área académica que hicieron trabajar a Saja que va recuperando su confianza.
Racing resistió a través del buen trabajo de la defensa, donde Cabral fue su punto alto y donde se volvió a notar una mejoría de Grimi, mientras el resto con un Milito muy cansado y Aued acalambrado no dejaron de luchar hasta el pitazo final.
Un triunfo para seguir albergando ilusiones.
Ahora a enfrentar a Olimpo en una cancha mínima, donde el esfuerzo debe ser máximo.

Hasta pronto.