miércoles, 25 de agosto de 2021

Cuando más fácil se le da, más difícil se le hace.

La de anoche era una gran oportunidad para transformarse en el líder del torneo,  pero no fue la única vez que Racing no supo aprovecharla.

Esto no va en desmérito de Central Córdoba que con mucha marca y esperándolo en su campo buscó contrarrestar a un Racing, que después de un primer tiempo donde si bien le faltó claridad para construir una jugada cerca del área (tuvo una sola chance de gol ), se presentó más dinámico, con mayor tenencia y mejor circulación que en otros partidos; en la segunda parte se fue entregando a la lucha que le propuso su rival, sabiendo que como pocas veces, estaba la gran chance de lograr establecerse como único puntero.  

Pero en ese segundo tiempo entró como relajado, sin la actitud e intensidad de la primera etapa y eso lo llevó al desorden sobre todo en el medio campo, donde ya no se recuperaba ni se tenía la pelota, frente a un equipo santiagueño dio la sensación de estar más entero físicamente, que ganó la mayoría de las pelotas divididas y que fue jugando mucho más cerca del área racinguista.

El desconcierto pareció confundir también a Úbeda y sus colaboradores, ya que los cambios no parecieron ser la solución para un equipo, que en ese segundo tiempo, de la mitad de la cancha hacia adelante todos aparecían como irresolutos, imprecisos, sin reacción y con aspectos de cansados.

Por suerte la defensa  siguió respondiendo con seguridad y solidez y donde se destacaron Gabriel Arias, quien tapó en el primer tiempo una pelota muy difícil, Sigali, (la figura para mi) y Prado, quien me causó una muy buena impresión por su personalidad para marcar y su convicción para pasar a la ofensiva.

Es evidente que el problema está en el medio campo, donde por ahora se insiste en no ubicar un volante central tradicional y se continua apostando a Moreno (el que mejor está rindiendo) y a Miranda (que sigue sin levantar su nivel)  pero que cuando decaen físicamente quedan grandes espacios a sus espaldas y por más que cuenten con la ayuda de Chancalay y Lovera, el equipo queda por momentos muy abierto para las contras rivales.

Después me llamó la atención que con el bajo nivel de Copetti, desorientado y con una alarmante falta de control no sea uno de los primeros cambios aunque también me preocupa la liviandad de un Correa, que le cuesta ir a pelear una pelota (si estaba lesionado hubiera puesto a Alcaraz), por lo que quizás contra Boca  podría cumplir esa función Cvitanich, juegue o no “Licha” López y si no juega Lisandro, que en su lugar lo haga Julián López o Martínez.

Mi reflexión es que el equipo presenta como dos formaciones, a las que les cuesta amalgamarse por sus disimiles rendimientos, una es la defensiva  (que vienen jugando juntos hace años) y la otra es la que componen el medio campo y la ofensiva.

Mientras la primera viene sosteniendo con regularidad un buen nivel, la segunda muestra una inestabilidad constante en su desempeño, por lo que es muy difícil que el equipo logre un equilibrio en todo su conjunto.

El empate anímicamente fue un paso atrás, sobre todo por la importante chance perdida, que nos sigue indicando que a este Racing cuando más fácil se le da, más difícil se le hace, es decir lo alcanzable se le presenta como inaccesible, quizás falta de convicción de muchos de sus jugadores o por aspectos emocionales que los llevan a moverse en un mar de dudas.

Hasta pronto.