sábado, 1 de marzo de 2014

Causa y consecuencia de un empate con sabor a derrota.


Siempre he sostenido que los empates solo sirven para la tabla de posiciones pero nunca para el ánimo y la moral de uno de los dos equipos que se enfrentan y finalizan con ese resultado.

En la casi totalidad de los casos en la cabeza de los integrantes del equipo, cuerpo técnico e hinchas, hay uno que lo pierde y otro que lo gana.

Anoche se dio uno de esos casos, pero todo esto no es una casualidad.

La consecuencia del empate con sabor a derrota tiene una causa que es la forma en que Racing –suponemos por una decisión de Merlo- siempre entrega la posesión de la pelota, sobre todo si el equipo se pone en ventaja.

Entonces como viene sucediendo desde el partido con Colón y aún jugando de local, este año Racing nunca se ha adueña del partido desde el comienzo.

Pasó con Colón, pasó con Tigre y ahora con All Boys.

Nunca hay presencia fuerte como local. Nunca una concreta demostración de querer ganar el partido con convicción. Siempre el equipo está esperando a ver que hace el rival y por supuesto si el primer gol lo hace el adversario, ya se hace casi imposible revertir la situación.

Con Colón –y no por ser pájaro de mal agüero- mi nota se tituló “El vaso medio lleno o medio  vacío” porque la imagen del segundo tiempo fue paupérrima, con la lamentable consecuencia que se repitió en todos los encuentros que le siguieron.

Racing nunca toma la iniciativa y hoy fue un ejemplo más.

Admitiendo que el chico debutante de marcador de punta en reemplazo de Gómez estaba atado seguramente por los nervios del debut, prácticamente el equipo tuvo un hombre de menos durante ese primer tiempo, porque Bazán – a quien no debemos caerle ya que era bastante lógico que se sintiera inseguro por su debut- no tomaba decisiones correctas cuando tuvo la pelota en sus pies y se lo notaba como ahogado para volver a su posición en los momentos que se animó a subir por su costado donde muy pocas las veces le entregaban la pelota.

Entre que De Paul no entraba en juego y Villar no se soltaba –quizás preocupado por la inseguridad manifiesta que exhibía Bazán-, Racing solo trataba de llegar a fuerza de pelotazos que partían de los pies de Ortiz y Saveljic, dado que cuando se hacía de la pelota carecía de idea de juego y la misma volvía a la línea de fondo para que desde allí partiera el pelotazo salvador para Viola y/o Vietto.

Y es en ese primer tiempo donde comienza a crecer la figura de Cerro, el mejor jugador de la cancha, quien reúne todas las condiciones para ser el “cinco” de este equipo, por su categoría de jugador y por su personalidad.

Algo que puede ayudar a que Merlo se decida a soltar nuevamente a Zuculini.

En esa primera parte y en una jugada más o menos bien hilvanada Racing logra el gol por intermedio de Villar, quien de alguna manera comienza a levantar su juego – sin llegar a ser el volante que fue en Godoy Cruz- pero el equipo nunca se pudo imponer ante un All Boys que apenas insinuaba atacar.

Pero el segundo tiempo mostró la verdadera cara del planteo  –aunque “Mostaza” Merlo lo niegue- con un Racing metido atrás y esperando que al tener la pelota el rival comience a dejar espacios atrás.
Algo parecido a lo que hacía  Zubeldía, fundamentalmente en los segundos tiempos si iba en ventaja.

Y aunque es verdad que hubo algunas situaciones muy claras para aumentar el resultado y definir de alguna manera el partido, también es cierto que le fue entregado a los “Albos” el manejo del partido lo que aumentó su confianza sabiendo que cualquier error le podía permitir llegar al empate.

Y ante la falta de definición de Racing y la posesión de la pelota por parte de All Boys, el empate se veía venir. Porque Racing alimenta al caído. Le permite tener otra vida cuando tendría que rematarlo. Y esto es la consecuencia de este bendito planteo, al que ahora se le suman cambios realmente inesperados.

Yo no puedo entender –aunque Merlo lo justifique- el cambio de Corvalán por De Paul.
Quizás en ese momento debió ser Camoranessi.

Era un dolor de ojos ver como un equipo sin grandes figuras iba a corralando a Racing en su área ante la impotencia de los jugadores de la Academia, lo que da lugar a posteriori a declaraciones de los rivales que se afanan de decir “dominamos todo el segundo tiempo”.

No amigos, Racing se deja dominar por el equipo rival, por más débil que sea.

El miedo llegó a la Dirección Técnica y esto se transmite a un plantel inseguro, donde cada pelota es nerviosamente jugada y cuando llueve sobre el área los errores se multiplican.

En algunos partidos del torneo anterior Merlo se animó a presionar en campo contrario
( ejemplo contra Gimnasia en La Plata ) pero esta vez ni siquiera lo intentó ante un equipo desesperado y jugando de local.

Ojalá encuentre el rumbo, pero para eso primero hay que encontrar la brújula, que parece haberse perdido en el verano.

Hasta pronto.