martes, 9 de marzo de 2021

Llegó el triunfo, pero se fue el apoyo.

Hay un dicho que dice “la necesidad tiene cara de hereje” y este Racing fue un fiel reflejo del mismo, para lograr su primer triunfo en la era Pizzi.

Racing, que presentó cambios de jugadores, no logró cambiar sus flojos rendimientos respecto de lo que veníamos viendo y ante un Rosario Central que tampoco arriesgaba, aburrieron de lo lindo en ese primer tiempo.

Solo parecía despertar por alguna subida de Schelotto, con muchas ganas, pero sin el ritmo y estado físico adecuado o cuando  le tiraban alguna pelota a Copetti, por ahora el único que mal o bien, se “banca” todo (como el golpe que le mete el arquero Broun, penal claro que Mastrángelo ignora) y no decae a pesar de estar solo en esa lucha ofensiva.

El segundo tiempo comenzó distinto, porque Alcaraz estuvo más lúcido y rápido, Moreno se ordenó mejor y creció mucho Lovera, de los más activos quien junto con un Mena más ofensivo,  lograron arrinconar a Rosario Central y llegar al gol en un tiro de esquina donde Copetti, siempre atento y concentrado anticipa de cabeza y convierte el tanto que sería el de la victoria, fueron quizás los mejores 20 minutos de la era Pizzi, obviamente muy poco, pero algo para rescatar.

Después comenzaron los cambios, por el nerviosismo y la “obligación” de ganar, que lo llevaron a darle la iniciativa al equipo rosarino aunque de todas maneras y con Copetti como protagonista pudo obtener un penal a favor, por el agarrón del defensor, pero otra  vez Mastrángelo siga, siga…, también por un tiro libre de Rojas, para finalmente terminar  sufriendo por el  llamativo descuento de 7 minutos, donde Central buscó a través de centros sobre el área racinguista ganar con sus “grandotes”, pero salvo uno que paso cerca de un palo, fueron bien controlados por Arias y sus compañeros.

Pero hay algo que está por encima del resultado del encuentro y me refiero a las posteriores declaraciones del técnico al finalizar el encuentro, palabras que dejan bien en claro cómo se siente y a quien señala cuando invoca su necesidad de estar todos juntos “me hubiesen gustado alguna cosas más…si querés entre comillas, mas corporales o institucionales…pero tranquilo también se como son los tiempos en el fútbol…”

Es evidente que lo expresado marca que en Racing se comienza a vivir un período difícil, que ubica a Pizzi, entre la esperanza y la desconfianza, porque llegó el triunfo, pero se fue el apoyo.

La esperanza porque llegó el triunfo y porque cree en sus jugadores para revertir esta situación, la desconfianza porque ya sabe que se fue el apoyo de los dirigentes y que enfrenta una encrucijada con un solo camino posible, lograr resultados positivos.

Hinchas somos todos,  pero los  dirigentes tienen otras obligaciones, como por ejemplo la de estar totalmente convencidos a la hora de las contrataciones y no hacer de la misma un pasatiempo como en un juego de mesa familiar, donde total si se pierde son pesos de cartón.

Aquí se contrató un cuerpo técnico y si bien se confió en la sugerencia del Manager, se supone que la C.D. lo ha analizado lo suficiente buscando equivocarse lo menos posible, por lo que a pesar del mal comienzo no sería justo quitarle el apoyo, porque eso iría en contra de sus propias convicciones y además dejaría en una posición sumamente incomoda al manager Rubén Capria

Hasta pronto.