domingo, 1 de septiembre de 2013

Despilfarrando el futuro.


Ayer no tuve ganas de escribir.
Más que caliente y triste, me sentía decepcionado y no tenía sentido después de soportar otra frustración, hablar sobre esta nueva derrota.
Racing se ha transformado en un club de medio pelo, peor que algunos denominados chicos, sino fuera porque aún –milagrosamente- mantiene un caudal de hinchas impresionante, aunque se está haciendo todo lo posible para que cada vez se vayan alejando más.
Y así estamos año tras año, despilfarrando el futuro, porque aunque todos los que somos de Racing deseamos que nuestros hijos y nietos también lo sean, a veces no hay sustento para convencer a los más chicos de mantener esta pasión, porque ellos solo quieren identificarse con el equipo campeón, algo que le prometemos siempre, pero estamos muy lejos de lograr.
Algo parecido a lo que los dirigentes hacen con nosotros.
¿Qué es lo que lleva a Racing a armar equipos de arena, sabiendo que tarde o temprano se derrumbarán fácilmente?
Seguramente no es fácil consolidar un plantel que tenga carácter, identidad, mística y que se sienta identificado con la gente.
Pero pasan los años y siempre nos falta algo.
Es de conocimiento público que la mayoría de los clubes de fútbol están mal económicamente y según se cuenta no hay plata que alcance para mantenerlos, por lo que se esgrime que se debe vender algún jugador para equilibrar el gasto.
Pero no dicen, para achicar la deuda.
Es para volver a comprar jugadores de presentes inciertos aunque de contratos onerosos, con los cuales buscamos conformar un equipo al que nunca, logramos darle forma de tal.
Entonces porque no se habla claro o más o menos claro.
Si los hinchas sabemos que hay que vender y además nos damos cuenta que hoy por hoy lo que quiere cualquier jugador de fútbol y sobre todo los chicos que llegan a primera, es salvarse económicamente, porque no decirlo.
Porque no explicar que en esta sociedad profesional todos pelean por el éxito y el dinero, siendo lógico y humano que tanto sus padres, como sus representantes presionen para que se concreten esas ventas.
Aunque no lo parezca, estamos en una situación angustiante, porque no es que hoy no se corre peligro de promoción, es porque el problema está en la mente de los que integran el plantel sin saber si  podrán detener el desmoronamiento de este equipo, resquebrajado por donde se lo mire, con peligro de derrumbarse totalmente.


Hasta pronto.