sábado, 19 de agosto de 2017

“El que busca, encuentra.”

Ya sabemos que cualquier equipo que se siente superior a su rival, tanto sea por la categoría de sus jugadores como por su nivel económico, corre más riesgo que aquel que llega para la hazaña, pero así está diseñada esta Copa Argentina y el trance hay que pasarlo, sabiendo lo negativo que significaría quedarse afuera ante un equipo “menor”.

A Racing esto ya le pasó y no es un trago fácil de digerir, y en este momento podría haber sido sencillamente desastroso para un plantel que todavía se está acomodando y justo antes de que comience la “Superliga”.

Anoche me pareció que Mitre planteó un partido con cierta lógica, dejar todo durante el primer tiempo para tratar de conseguir un gol y después defenderlo a morir, sabiendo que físicamente no iba a poder establecer una igualdad durante los noventa minutos y lamentablemente para Racing, lo consiguió alrededor de los 20 minutos de esa primera etapa, aprovechándose de grave error de Arévalo Ríos.

Racing se sintió molesto e inseguro en esa primera etapa y a la defensa  se la veía incómoda en cada ofensiva rival, sobre todo por el lado de Pillud y Grimi, aunque Barbieri tenía problemas de marca y Orban se mostraba llamativamente nervioso, todo esto sumado al lento y dubitativo Arévalo Ríos y a un “Pulpo” González que no encontraba su posición en la cancha, por lo que Racing solo apostaba a las apariciones  de  Zaracho y a las subidas de Solari, para generar algo que le diera posibilidades a Lisandro y Cuadra, que no eran bien asisitidos.

Y el gol del Mitre multiplicó los problemas que ya tenía Racing y lo poco que habían generado Zaracho y Solari, se fue apagando lentamente y hasta el final de ese primer tiempo todo se limitó a tirar centros, esperando la cuota de suerte que nos pudiera dar el empate.

Cocca no realizó ningún cambio a pesar de la mala tarea de esa primera parte, pero si,  hubo un cambio general en la actitud que mostró el equipo en la reanudación, a pesar de que seguía costándole llegar con claridad al arco de Medina, refugiado ante un conglomerado de camisetas amarillas.

Así y todo a los 10 minutos el equipo genera la mejor jugada del partido con buena circulación de pelota, la que termina en los pies de Cuadra, -uno de los que más propuso en la segunda parte del encuentro- y su centro es cortado por la mano de Piriz. Penal y la gran posibilidad de empatar, pero Licha lo tira a media altura, para que Medina se luzca y se agrande.

La desazón y la bronca le dieron paso a los cambios y Cocca manda a la cancha a Nico Oroz por Arévalo Ríos, -algo que, a mi modo de ver, debía de haber hecho antes- lo que le permitía tener un jugador más pensante, en un encuentro donde nadie lo hacía y minutos después Rosales reemplaza a Pillud y Mansilla a Zaracho, para definitivamente buscar romper ese cerco que había formado Mitre.

Y así, con ganas y con la mejoría de Barbieri y Orban, sumado al “Pulpo” González, ya como dueño del medio campo, Racing fue creciendo, con Oroz por el centro dándole más claridad al juego, con Cuadra y Mansilla sobre la izquierda y con Rosales y Solari por la derecha le dieron otra circulación a la pelota.

Y a través de Rosales, que cruza una pelota desde la derecha hacia el área, Licha tiene una gran oportunidad y hasta por duplicado, porque anticipa y aparece solo ante Medina que le tapa su primer disparo, el rebote le vuelve a sus pies, y, quizás de bronca, lo quiso fusilar pero nuevamente el arquero la vuelve a desviar en gran reacción.

Creo que la lucha del “Licha” era contra él mismo, porque ya no pensaba, estaba como cegado por hacer ese gol que no logró en el penal, sin aplicar lo mejor que tiene, que es justamente su inteligencia y su tranquilidad para definir.

Pero dice el refrán que “el que busca, encuentra” y como “Licha”, es un jugador que nunca se da por vencido, allá fue, casi empecinado, en busca de ese gol que se le negaba y a los 32 minutos, después de un córner de Oroz desde la derecha que Grimi desvía de cabeza, el “Pulpo” y Lisandro la van a buscar, Licha la toca, pega en el palo, y al volver le da en su espalda y se introduce en el arco.

De suerte y como sea, pero fue un gol para lograr el empate que traía cierto alivio y sacarse la mufa, aunque parecía que no se podía quebrar ese resultado, cuando minutos después Lisandro tiene dos posibilidades más y el arquero rival volvió a responder de buena forma.

A esta altura quedábamos a la suerte y verdad de los penales, que no aparecían como algo beneficioso en esta noche magra, lo mejor era ganarlo y a los 39 minutos un centro desde la izquierda de Cuadra, lo recibe Grimi dentro del área y con su coraje a cuestas la engancha como viene y convierte el segundo gol, ante la sorpresa de toda la defensa rival.

El gol de Grimi tuvo el efecto de un “ansiolítico”, porque eliminó los síntomas de la ansiedad y alejó la sensación de angustia, lo que nos permitió salir de la inicial desilusión y poder arribar a la deseada tranquilidad.

Un partido con un primer tiempo muy mal jugado por parte de Racing, pero que fue mejorando en el segundo período, para finalmente, sin brillar, lograr una victoria justa y llegar a al final deseado,  por lo menos desde el resultado.

El tiempo dirá para que estamos.

Hasta pronto.