lunes, 15 de agosto de 2022

Un equipo que se disfruta y se padece.

Racing a través de un muy buen juego en los primeros tiempos, sigue sin poder concretar algunas de las muchas jugadas de gol que genera y eso lo está conduciendo a tener segundas partes donde llamativamente declina su rendimiento y finaliza con un estado de confusión que lo puede llevar a perder los partidos.

Un nuevo ejemplo de esa situación fue el partido de ayer frente a Boca, donde Racing jugó una primera etapa exhibiendo un gran juego, intenso, claro y creando siete oportunidades donde pudo haber convertido, pero por Rossi o por deficiencias en los remates no pudo lograr concretar ninguno.

Todo el equipo estaba realizando un gran trabajo, destacándose el buen nivel de Mura y Mena, los precisos centros de Rojas, el ida y vuelta de Miranda con importantes apariciones en el área y el gran despliegue de Moreno.

El resto, con la importante reaparición de Arias, acompañaba de buena manera a un Racing que se estaba llevando por delante a un Boca desconcertado pero que lamentablemente no podía abrir el marcador, pudo ser de Galván de cabeza pero salvó Fabra sobre la línea, Miranda de zurda salvó Rossi, Rojas increíblemente solo por sobre el travesaño, Alcaraz en el área chica por sobre el travesaño, Hauche de cabeza por sobre el arquero que alcanza a desviar, Moreno desde fuera del área al lado del palo y nuevamente Alcaraz pero ahora de cabeza apenas desviado…eran varias importantes, ante un rival que solo tuvo un par de ocasiones, pero que fueron por errores propios, esos que se cometen por respetar a raja tabla el salir jugando.

Pero el no concretar los goles en ese muy buen primer tiempo lleva al desánimo, al que se le suma el lógico cansancio como consecuencia de la exigencia física que tuvo el equipo en los primeros cuarenta y cinco minutos, por lo que el segundo tiempo, si bien Alcaraz se lo pierde al minuto en un mano a mano con Rossi y un poco más tarde Rojas por egoísta no le saca más rédito a la situación, ya no era lo mismo, porque Boca había salido a disputar más el partido y el protagonismo del partido ya era compartido.

Una distracción en la marca le permitió a Romero enfrentar a Arias, quien respondió bien y Gago comenzó a realizar cambios, reemplazos que fueron bajando aún más su accionar, porque ni Jonathan Gómez, que tuvo un buen remate desde fuera del área que desvía Rossi, ni Carbonero que por ahora sigue sin demostrar porque se pagó tanto por su pase, pudieron darle al equipo algo diferente, mientras los de Boca si fueron más positivos.

Esa situación terminó agravándose cuando Gago, obviamente buscando ganar el encuentro, envía a la cancha a Romero sacando a Miranda, pero el delantero no tocó prácticamente la pelota porque Racing perdió totalmente la mitad de cancha y terminó refugiándose cada vez más cerca de su arquero, soportando momentos muy difíciles, donde Boca tuvo ocasiones para convertir, pero a las que por suerte respondió en forma notable Gabriel Arias, demostrando que sus grandes condiciones están intactas después de tantos meses de inactividad por su grave lesión.

Lo del discutido penal no es más que otra decisión problemática del VAR, porque aun suponiendo que esa mano de Gómez pudiera ser cobrada, podía haberse evitado la discusión si le informan a Rapallini del planchazo de Villa, por más que el reglamento marque que solo se investiga si la jugada termina en gol.

Racing es un equipo que se disfruta y se padece, por lo que Gago deberá trabajar no solo en las definiciones porque sin goles no hay triunfos, pero también en lo físico y emocional, para ver si puede sostener por mucho más tiempo el protagonismo que muestra en la primera parte del encuentro.

Hasta pronto.