martes, 30 de noviembre de 2021

El triunfo de la necesidad en una preocupante realidad.

Racing volvió a conseguir un triunfo que lo vuelve a ubicar dentro de los equipos que clasifican a la Copa Sudamericana, pero esto no disimula el pobre presente futbolístico que viene atravesando el equipo.

Un Racing que transita desde hace tiempo un alto grado de confusión, el que alcanzó a Gago y lo llevó a cambiar su idea troncal respecto a la forma en que él concibe el juego, entregándose a la necesidad imperiosa de ganar un partido “como sea” y apelando a cambios imaginados más para un equipo que está peleando el descenso, que para uno que, como grande que es, tendría que estar luchando por la gloria.

Es cierto que se dan infortunios no esperados, como la grave lesión de Gabriel Arias, que estará ausente por más de seis meses, y a quien le deseamos una pronta recuperación, fatalidad que siguió golpeando a un plantel con pocas fuerzas anímicas y que por carencias individuales y por algunas decisiones erróneas del técnico, no responde futbolísticamente.

El equipo sigue sin tener claro lo que hay que hacer o quizás no responden a lo que transmite el técnico,  que a mi gusto sigue utilizando un medio campo descompensado,   donde extrañamente ha quedado fuera Miranda que había vuelto mejor físicamente, con más ritmo (ni siquiera entró el segundo tiempo cuando Racing no la podía agarrar ni con la mano) y que debería hacer dupla con Moreno, en lugar de un Mauricio Martínez que acumula flojos rendimientos y una ofensiva que no llega a incomodar a ninguna defensa, salvo cuando interviene Lisandro López, en los pocas jugadas de ataque que genera, donde se sigue insistiendo con Copetti y/o Correa que no aportan nada, dejando en el banco a un jugador como Cvitanich.

Debo rescatar en el día de ayer, la actitud del equipo para sobreponerse a un grosero error de Chila Gómez, que derivó en el tanto de Lanús (donde había offside de Sand al partir el centro), un tipo de gol que normalmente lleva al equipo a desconectarse mentalmente, pero por suerte en cinco minutos encontró el empate cuando un taco de Sigali le llega a “Licha” quien con un cabezazo marca el primer gol y apenas minutos después el “Oso” remata al recibir un rechazo de la defensa granate y logra el segundo gol, para retirarse con un triunfo en un primer tiempo que había comenzado esquivo y que había sido parejo, porque ninguno de los dos mostró demasiado.

Pero el segundo tiempo llegan cambios que en lugar de buscar una mayor tenencia de pelota, tuvieron como destino reforzar una defensa que prácticamente no salía del área y sufría ante los centros cruzados, donde “Chila” que mostró algunas vacilaciones, tapó muy bien un par de situaciones difíciles (ante López y Acosta).

Racing  sufrió esa segunda etapa de una manera insólita, corriendo sin ton ni son detrás de la pelota que manejaba Lanús cada vez con más comodidad y las pocas veces que la tenía en sus pies la perdía rápidamente, salvo cuando Alcaraz, que ha mejorado notablemente, a través de su habilidad generaba algo interesante,  el resto solo la revoleaba para un Copetti que nunca no pudo sacarle provecho a las pocas que le llegaron y un Correa que muestra cada vez menos virtudes, transformando en un capricho su justificación en el primer equipo  

Racing no llegaba pero en el desorden y los espacios que dejaba Lanús en su afán de ir a buscar el empate, Racing logra un aislado tiro libre faltando tres minutos y Alcaraz vuelve a patear un tiro libre (en el primer tiempo había ejecutado uno que pegó en el palo) y concreta el tercer gol (similar al que le convirtió a Colón) que termina por definir el encuentro.

Fue el triunfo de la necesidad en una preocupante realidad, porque aun entendiendo que había que ganar, la desesperación que muestra el equipo no permite pensar ni jugar bien y eso pasa a ser una lotería mas que una idea, por lo que hay que intentar encontrar la forma de hacerlo mejor con jugadores que además de poner ganas, puedan aportar experiencia en situaciones ardientes y decisivas como las que hoy vive Racing.

Ojalá podamos entrar a la Sudamericana, pero en el caso de lograrlo hay mucho que cambiar para realmente poder hacer un papel digno y que no solo sea por el mero hecho de participar “económicamente”.

Finalmente y como “hincha” me entristece que Lisandro López haya expresado que serán sus dos últimos encuentros con la camiseta de Racing, (no creo que vaya a jugar a otro equipo de la Argentina si decide hacerlo) porque el vacío será muy grande y si bien hoy el plantel cuenta con algunos integrantes que podrían ocupar su lugar de liderazgo llámense Arias, Sigali, Pillud o Cvitanich, ninguno posee raíces racinguistas por lo que  posiblemente debamos esperar algunos años hasta que por ejemplo, Rodrigo De Paul, decida volver a jugar en Racing.

Hasta pronto.

viernes, 26 de noviembre de 2021

La imagen de la decadencia.

Estoy seguro que todos pensábamos que frente a River íbamos a perder, porque si nos sucedió con mejores equipos, era bastante lógico que pasara con el que nos está representando ahora, pero no de esta forma tan vergonzosa, tan dolorosa.

Pero fundamentalmente no por lo que realizó River, sino por lo que NO hizo este Racing que fue un espanto y que sin rebeldía ni amor propio, se fue entregando mansamente a su rival, mirando como se lucía ante ellos.

Pero esto no es casualidad, es la consecuencia de un Racing Club que poco a poco se va convirtiendo en  la imagen de la decadencia, porque deportivamente fue dando pasos equivocados, que lo llevaron a perder sus valores y a dejar de lado la importancia de ir por la grandeza como institución, que hasta hace unos años tuvo al alcance de su mano.

Se sigue afirmando que Racing tiene un plantel competitivo, pero que la cruda realidad marca que de ninguna manera es así, porque si bien se llegó una final de torneo, el rendimiento ya arrastró a dos cuerpos técnicos y tiene en aguas turbulentas a un tercero, por lo que, lo que está por venir, asusta y preocupa, ya que todas las señales indican que el tobogán al que está subido parece no tener fin.

Recordaba que Gago en una de sus declaraciones dijo "Nosotros tenemos que contagiar a la gente con nuestro juego”, una hermosa frase de difícil concreción si sigue apelando a jugadores que no condicen con la misma, para que esa expresión se haga efectiva.

Un Gago que a través de la propuesta de anoche, mostró dudas e incertidumbre al presentar un planteo que parecía más una improvisación que algo ensayado y con cambios que llamaban la atención como el de Pillud como stopper, (cuando lo podría haber hecho Cáceres), Moreno reemplazando a Miranda, (debieron jugar juntos) y Lisandro López en el banco (su sola presencia es más importante que la de Correa, Chancalay o Copetti).

Y lo que tuvo que pasar pasó, porque después de un fugaz intento de presionar a River, donde Copetti tuvo la posibilidad de hacer un gol, todo duró hasta que el local se acomodó en el campo y a partir de ahí Racing comenzó a perder en todos los sectores, especialmente sobre la zona de Prado, donde Rojas hacía estragos.

El medio campo era superado con facilidad y la defensa ya no hacía pie ante los permanentes e intensos ataques riverplatenses y todo comenzó a depender de la noche que tuviera Arias, que tapó un par de pelotas difíciles, pero a los 30 minutos  Pillud va al suelo y pierde ante Fernández quien después habilita a Palavecino, que como siempre sorprende a todos los defensores y al propio Arias, y concreta el primer gol.

El tanto en contra llevó a Gago a volver a su línea de cuatro y para el comienzo del segundo tiempo envió a Lisandro por Chancalay, a Miranda por Moreno y a Orban que venía sin jugar desde hace tiempo por Fabricio Domínguez, pero todo se terminó de quebrar cuando a los 3 minutos llegó el segundo gol y a partir de ese momento un Racing impotente en todo sentido, pasó a ser un partenaire de un River que comenzaba a disfrutar de su mejor fiesta.

Un partido con una producción lamentable y un final que ubicó a Gago en un estado de situación complicado, al que debe encontrarle solución en los partidos que faltan para ver si puede remontar esta caída, sabiendo que caso contrario y posiblemente sin Sudamericana, a pesar de las promesas su permanencia en el cargo será un problema urticante para una CD que ya vive cuestionada.

El ánimo de los hinchas está peligrosamente alterado y el próximo lunes el estadio será una caldera, reclamando respuestas a un plantel que no las viene dando, a un técnico que sigue sumando derrotas y a dirigentes que deben responder muchas preguntas.

 

lunes, 22 de noviembre de 2021

Claroscuros de un Racing sin tiempo.

Racing pierde cuando juega mal y hasta cuando merece ganar, lo que genera un problema de difícil solución, porque si bien se han visto algunas mejoras, el equipo sigue teniendo imprecisiones y desatenciones que lo terminan complicando.

Ya estamos sobre el final y el tiempo que es escaso señala que se deben tomar determinaciones muy importantes en un plantel que durante este año no supo responder a las exigencias y si en algunos momentos generó cierta ilusión, no fue más que un sentimiento, fugaz, engañoso, porque ocultó la angustiante y triste realidad que envuelve a la mayoría de sus jugadores, quienes siguen sin poder superar anímicamente la primera situación negativa que sufre el equipo.

Entrenadores con conceptos distintos no han podido darle al equipo una idea de juego clara y  si bien Pizzi, en base a resultados, logrados fundamentalmente por el extraordinario nivel de Arias y la buena actuación de su línea de fondo, pudo llegar a jugar la final del torneo, la misma fue disputada de una manera inadmisible, dejando pasar la gran oportunidad para jugar la Libertadores, lo que origino el principio del fin que arribó después de perder el clásico.

Cuando todos pensábamos en un técnico que pudiera revertir esta situación, llegaron racinguistas de alma como Úbeda, Arano y Fleita, con el fin de dar una mano en un momento complicado, pero la aparente alegría del comienzo fue efímera y todo volvió a ser un desorden, con confusas intervenciones de los referentes a la vista de todo el mundo, demostrando que el síndrome de la derrota había hecho estragos en muchos jugadores, quienes por su propia incapacidad para superarse se fueron entregando sin luchar, sin rebeldía, lo que derivó en un derrumbe de lo mejor que  tenía el equipo, su fortaleza defensiva.

La desesperación llevó a la CD a elegir a Gago, un técnico sin mucha espalda para lidiar con un plantel destruido anímicamente y sin un rumbo claro, la idea de un Racing más ofensivo y de mayor asociación en el juego se puso en práctica rápidamente.

A la inversa de Pizzi, el juego ha mejorado pero no en los resultados y es sumamente difícil cargar con esa mochila para un técnico que venía con antecedentes negativos y para un plantel que no concreta lo poco que construye.

Así y todo y a mi gusto, la producción de Racing en el encuentro de anoche fue la mejor de la era Gago, porque se vio con más claridad lo que pretende el técnico, con movimientos y asociaciones que no se venían dando, con buena circulación de pelota y con un mejor estado físico,  que se reflejó en jugadores como Pillud de muy buena actuación, en Miranda, rápido, ágil y de buen rendimiento y en el chico Alcaraz, la figura de este Racing, quien además de lograr el gran gol de tiro libre, con su habilidad rompió líneas en la ofensiva, generó el penal que lamentablemente desperdició “Licha” y fue víctima de varias infracciones hasta salir lesionado.

Es realmente cierto que todo esto necesita de concreciones para ir ganando confianza y seguridad, pero cuando además de no ser preciso en lo que se gesta, como por ejemplo lo fue Lisandro, con una actuación errática y frustrante, se siguen cometiendo errores groseros como el que  llevaron a cabo Neri Domínguez y Gabriel Arias,  regalando entre ambos el segundo gol de Colón, que desordenó al equipo y lo destruyó mentalmente y así es muy dificultoso progresar.

Hay jugadores como Copetti, que se equivoca en los pases y controla mal, que además sufre esa posición de “wing” porque aunque gana alguna pelota larga la termina de mala manera, porque no es lo que mejor hace y entonces por momentos aparece como desorientado.

Lo mismo sucede con Correa que vive insinuando, pero nunca llega a convencer y Racing definitivamente necesita un hombre de peso en el área, que tome mejores decisiones, que se haga sentir más, sobre todo con esta propuesta que es más ofensiva y tiene más llegada al área rival, por lo que creo que Lisandro podría volver a ocupar esa posición acompañado por Cvitanich o por el mismo Copetti.

Con todo respeto quiero expresar lo que sentí viendo a Chancalay frente a Colón y es que en cada uno de estos encuentros tuvo un nivel bajísimo y en pocas las jugadas que inició bien, las finalizó casi siempre mal, digo esto porque quizás sufre algún proceso emocional cuando juega contra su ex club, situación que puedo llegar a entender, pero no aceptar.

Por último Gago y sus cambios, que a mi modo de ver siguen siendo en algunos casos contradictorios, aun entendiendo que él y sus colaboradores están a diario con el plantel, me llevan a preguntarme cuáles son los méritos que lleven a la cancha a Garré como un reemplazo que influya en el partido cuando salvo aquel partido que entró e hizo el gol, nunca le encontré virtudes positivas.

Pero respecto a Córdoba por Lisandro, sería irrespetuoso de mi parte decir algo sobre el chico, a quien prácticamente no lo vi jugar en reserva.

Finalmente pienso que sin dudas Racing mereció mejor suerte, pero sigue siendo un equipo de contrastes, con algunas luces que dejan ver una mejora en lo que respecta al juego y el aspecto físico, pero con muchas sombras en lo relativo al rendimiento en la mayoría de sus jugadores, que lo han llevado a vivir este presente con más penas que alegrías.

Claroscuros de un Racing sin tiempo, que obliga a Gago y a los dirigente a tomar decisiones definitivas ya que no le queda mucho plazo para seguir probando, porque el año se termina y hay muchos jugadores del plantel que por distintas circunstancias no tienen definido su destino futuro y eso no contribuye positivamente, porque lo único que consigue es alimentar el desinterés que afecta en el rendimiento. 

domingo, 7 de noviembre de 2021

El triunfo que necesitaban Racing y Gago.

Hacía más de diez años que Racing no conseguía ganar en esa cancha, lo que resalta la victoria de anoche en Tucumán, que además llega en un momento oportuno, ya que por la fecha de elecciones en el país, plantel y cuerpo técnico podrán tener un tiempo importante para trabajar en paz, buscando ajustar y reafirmar conceptos de la nueva idea de juego.

Idea que todavía está por verse concretada y sabiendo que los próximos encuentros, que no son nada sencillos porque deberá enfrentarse nada más ni nada menos a Colón y a River, Gago y el plantel deberán demostrarnos que están en condiciones de ponerle el pecho a estos desafíos, desde la inteligencia, la actitud, la concentración y el juego.

Porque si bien logró el triunfo, Racing tuvo un primer tiempo para el olvido, mostrando con su línea de cinco una imagen timorata, ante un rival que no se animaba a atacarlo y si lo hizo en dos o tres oportunidades, fue porque se dio cuenta que el medio campo, a mi juicio mal constituido, no solo jugaba mal sino que además no recuperaba ninguna pelota, por lo que llegar hasta la línea de fondo académica, era fácil, solo había que proponérselo, pero por suerte los tucumanos, que esta vez estaban más atemorizados a perder que la Academia, nunca fueron a buscar el partido y solo tuvieron acercamientos tibios.

Era ya irritante ver a un equipo con laterales y volantes, que se la pasaban tocando más para atrás que intentando construir en ofensiva, por lo que Sigali, Domínguez y Prado eran los poseedores permanentes de la pelota en ese juego anodino que exhibía Racing, donde solo Mena intentaba romper por la izquierda pero no recibía un pase correcto, hasta los 38 minutos cuando en la única jugada bien hilvanada por Rojas y Licha le permiten tirar un centro que recibe Pillud quien la devuelve al área donde el “chueco” vuelve a intervenir dejándosela a Rojas, que la termina con un débil remate a las manos de Luchetti.

La segunda mitad comenzó con el cambio de posición de Nery Domínguez, que se sumó a la mitad de cancha, lo que hizo que el equipo mejorara en el juego e intentara una búsqueda más intensa, la que tuvo su premio a los 14 minutos cuando Copetti sobre la derecha del área envía un centro pasado que recibe Mena de atropellada y la pelota le queda a Correa quien de media vuelta y de derecha la pone junto al poste izquierdo del arquero.

Cuatro minutos más tarde, un cambio de frente de Martínez para Mena, el incansable abanderado del equipo, le permite al chileno habilitar a Rojas sobre la izquierda del área y su centro se mete en el ángulo izquierdo que forman palo y travesaño, concretando el segundo y definitivo gol.

Dos goles que casi definieron el encuentro en ese instante y a partir de los veinte minutos comenzaron los cambios para darle aire al equipo, Fabricio Domínguez por Pillud, Alcaraz por Prado (volviendo a retrasar a Nery), Miranda por Rojas, Chancalay por Correa y sobre el final el chico Córdoba por Lisandro.

Racing pudo aumentar el marcador a través de Correa y sobre todo de Chancalay, quien es asistido por Fabricio Domínguez después de una gran trepada hacia el área, pero su remate pega en el palo.

Finalmente se ganó y era el triunfo que necesitaban Racing y Gago, para olvidar sus rachas negativas y como incentivo para tomar confianza, estímulo que espero les sirva para creer en sí mismos, para comenzar este tramo final del campeonato con otro espíritu, no solo buscando clasificar a alguna copa, sino también demostrando que Racing puede ser un equipo ordenado, ambicioso y con un juego que a los hinchas nos permita ilusionarnos.

Hasta pronto.