domingo, 28 de noviembre de 2010

Por triunfos como éste, vale la pena sufrir.

Con un juego más lucido del medio hacia arriba donde un Giovanni Moreno "entero" mostró lujos y magia a través de su talentoso juego Racing tuvo un auspicioso primer tiempo .Con un Toranzo más metido y haciéndose cargo de la conducción. Con un Hauche endemoniado que se movió inteligentemente, que estuvo más claro –definiendo como se debe, sin “matar” al arquero y que además dejo hasta la última gota de sudor en el campo. Con un Fernández que no luce pero que se torna indispensable aportando su capacidad de desborde y su ida y vuelta por momentos inagotable. Con Bieler más activo y que por suerte definió muy bien en su gol y con Zucculini más ordenado y concentrado en el medio. Atrás con actitud pero con altibajos y distracciones como en el gol de Banfield. Cáceres nuevamente dubitativo permitía que por su sector se generaran las situaciones más comprometidas, como la del gol donde se distrae primero Aveldaño y después él quien se deja sorprender por Carrusca a quien acompaña sin obstaculizarlo. Por suerte rápidamente tuvo la fortuna de salir airoso de una jugada personal y habilitar a Bieler quien convierte el gol del triunfo. Es cierto que no tiene un “Fernández” que le de una mano, pero aparece por momentos como desconcentrado. Los centrales perdieron mucho de arriba con los dos de punta y Cahais quizás fue de lo más seguro de esa línea de cuatro. De Olivera desconcertante, sobre todo al salir a buscar los centros. Pero así y todo ese primer tiempo marcó una diferencia a favor de Racing.

El segundo tiempo fue otra historia. Giovanni – que había recibido un fuerte golpe en el primer tiempo- ya no tuvo tanta ingerencia y se dedicó más a hacer circular la pelota aunque puso un par de pases como él solo sabe hacerlo. Tuvimos algunas jugadas que llevaron peligro al arco de Banfield pero fueron muy pocas. En realidad Racing salió a aguantarlo. A pelearlo palmo a palmo. Y aquí hay un reconocimiento a la actitud , a la postura y a la entrega, donde mostró a un equipo que disputo a muerte cada pelota. Los motivos del retraso en el campo de juego, puede haber pasado porque Giovanni no estaba del todo bien y se perdió el jugador que le podía dar al equipo más tenencia del balón o bien porque estratégicamente el técnico especuló con la desesperación de un Banfield que iría con todo a buscar el empate. Y todo eso pasó, pero se pudo aguantar. El nerviosismo estaba presente en la cancha y el trámite del partido se tornó confuso, pero esta vez Racing supo ponerle el pecho de hombre a la situación y sacó adelante un triunfo muy importante en un estadio históricamente difícil.

Estos triunfos deben servir para que los jugadores puedan convencerse de que es posible jugar mejor y que nadie es más que cada uno de ellos, así como saben y deben entender que hay una hinchada que acompaña ilusionada no tan solo por la copa, sino por poder ver de una vez por todas, un equipo más seguro de si mismo, ganador desde su pensamiento y desde su idea.

Una hinchada que a veces se angustia por lo que más ama en la vida, pero sabe que, por triunfos como éste, vale la pena sufrir.

Hasta pronto.