Desde mi adolescencia los hinchas de Racing nos preguntábamos “de qué forma te gustaría ganarle a Independiente” y los ejemplos podían ser, de penal sobre la hora y que termine el partido, que te bailen y que se hagan el gol en contra o como el festejado gol con la mano del “turco” García, etc.,
Pero el de ayer, con nueve hombres todo el segundo tiempo y con un gol a los 40 minutos, hizo que me explotara el corazón festejándolo más que un campeonato, porque creo que superó todo.
Racing demostró desde el primer minuto una
personalidad, una concentración y una actitud, que hace rato no venía teniendo y después de las dos expulsiones, un carácter, una serenidad y un
orden realmente digno de admirar, porque no es sencillo afrontar esos momentos
sin que haya un desorden o una distracción.
Es cierto que en este clásico los jugadores dan un
plus, pero hoy han respondido además del buen juego, con coraje y
con inteligencia, dejando bien claro que si quieren, y lo hacen todos los
partidos, nos permitiría soñar con lograr algún título más.
La emoción no me deja pensar demasiado, pero creo que
todos los jugadores han cumplido una tarea enorme, sobre todo los que veníamos cuestionando,
sumado a Beccacece y su cuerpo técnico, pues este triunfo es un gran mérito de
ellos también.
Si comparamos el funcionamiento del equipo con los
partidos anteriores, anoche se pudo observar una gran superación en el juego,
en los movimientos y en la circulación, y si bien podemos aceptar que le faltaba
profundidad en la ofensiva, todo parecía encaminarse para que Racing lograra el
triunfo porque era muy superior a su rival, pero el final del primer tiempo iba
a comenzar a cambiar el trámite del encuentro.
En una jugada provocada por una intercepción desde
el piso de Rojas, le permite a Cecilio Domínguez encontrarse increíblemente en
soledad con la pelota y en su camino hacia el arco de Arias, al verlo venir nuestro
arquero salió a enfrentarlo pensando seguramente que sus compañeros no llegaban,
pero en su acción toca la pelota con la mano fuera del área.
Lógica expulsión y Racing que se queda con diez, entrando
a ocupar el arco Javier Garcia saliendo Barbona, pero eso no iba a ser todo,
porque al minuto de comenzado el segundo tiempo, infracción de Sigali que Loustau
interpreta como para tarjeta roja y Racing con nueve, que acelera el segundo
cambio: Mauricio Martínez por Rojas para ordenar la línea de fondo.
Y aquí comenzó otra historia. La historia de un
partido donde había que mostrar todo lo que uno tiene como hombre y como
profesional para salir airoso de este juego con una importante desigualdad numérica,
con la difícil tarea de equilibrar la lucha con esfuerzo e inteligencia.
Entonces aparecieron ellos, los que podían entender
como jugar este “nuevo partido” Iván Pillud, Nery Domínguez, “Chelo” Díaz, Mena,
“Licha”, Montoya y Rojas dejando todo en cada pelota y siendo solidario en el
esfuerzo y en las coberturas, logrando que Independiente no pueda encontrar
demasiadas facilidades para llegarle a Javier García, cada vez mejor arquero y
otra vez figura.
Faltando 20 minutos y ante el desgaste natural de
Lisandro López, a la cancha Cvitanich,
no solo para integrarse a ese grupo de titanes sino para hacerle más complicada
la vida a los defensores rojos cada vez que podía.
La hinchada de Racing alentaba más que nunca, convirtiéndose
en un factor más que importante porque era como que desde todo el Cilindro le
enviaba energía a los jugadores que parecían recargar sus baterías para seguir
luchando intensamente sin claudicar, como diciéndoles vamos muchachos, que los
dos que faltan somos nosotros.
Si bien buscaba que no le conviertan, Racing nunca abandonó
la idea de ganar el partido y esperaba alguna oportunidad para buscar el
triunfo, situación que llegó cuando Cvitanich otra vez determinante, lucha una
pelota y saca un centro en el área hacia atrás para Miranda, que inteligentemente
se abre de piernas confundiendo a los marcadores para que la reciba el chileno Díaz,
quien con serenidad y con clase convierte el gol de esta seguramente
inolvidable gran hazaña racinguista.
Fue un equipo que mostró valentía, experiencia e inteligencia, para lograr esta hazaña inolvidable
y eso se pudo llevar a cabo por la unión de este grupo de futbolistas, que cuando
las circunstancias lo dejaron en inferioridad numérica y no pudo desplegar el
juego de la primera etapa, puso lo que había que poner durante todo el resto
del encuentro, el alma, el corazón, la capacidad y la lucidez necesaria para
lograr esta épica victoria, que sin duda alguna quedara en la historia de
Racing y en los corazones de todos nosotros.
También entre esos hombres valientes e inteligentes,
incluyo a Beccacece que nunca abandonó la idea de ganar el partido, ya que llevado
por la situación podía haberse planteado defender el cero y el cambio de “Licha”
López podía haber sido por un defensor o un volante, pero ubico un delantero
que se las banca y que sabe aguantar la pelota como Dario Cvitanich.
La alegría me desborda y siento que lo de anoche
puede ser el gran punto de partida para que este equipo comience a crecer de la
mano de Sebastian Beccacece, un técnico que con esta victoria “paso a ser uno de
los nuestros”.
Hasta pronto
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