El tema de las incorporaciones, algunas discutidas
por el nivel de las mismas, no ayudo en el juego y pudo haber influido en lo
que se refiere al rendimiento general, pero llama la atención que el resto del
equipo campeón, salvo dos o tres jugadores, no responde a las exigencias,
bajando tanto su nivel que hacen que veamos un equipo totalmente desdibujado y
para muestra me enfoco en Lisandro López, que si bien su presencia en la cancha
es importante en lo anímico, en lo que respecta a su rendimiento nunca volvió a
ser el mismo.
Y así casi todos, pero esto tiene que tener una
causa y desde mi punto de vista el técnico
es el principal responsable, ya que como consecuencia de la misma, en el
segundo semestre del año, nunca pudo encontrarle la vuelta a un equipo que se volvió
impreciso, inseguro, sin generación de juego y especialmente falto de ideas, perdiendo
total confianza y algunos conceptos que lo destacaban, como la intensidad, la presión
alta y la fuerza ofensiva.
A todo esto hay que sumarle la extraña y sorpresiva decisión
de renunciar a la conducción, después de haber firmado un nuevo contrato, algo hasta hoy no deja de ser una incógnita, porque
si no fue económico como dicen, me pregunto que es lo que precipitó el fin del
ciclo como lo expresó el propio “Chacho”, porque su renovación se concretó a
fines de junio y en septiembre ya le había dicho a Milito que se iba.
Con todo respeto, me parece un periodo muy corto para una evaluación que lo
lleve a tomar semejante determinación, si no hay un detonante que lo lleve
bruscamente a la misma, más bien suena como una especie de liberación de algo
importante, que no conozco, pero que parece indicar alguna ruptura interna o darse
cuenta que el plantel no le respondía, quizás por haber perdido parte de su
hambre de gloria, sumado a que sus cabezas podían estar más dedicadas a pensar
en sus contratos en dólares que en el próximo partido.
Todo esto fue conformando un combo peligroso y al equipo
solo lo sostenían algunos resultados que nos permitían a los hinchas seguir
ilusionados, aunque sin convencernos, porque en la intimidad sabíamos que
jugando de esta manera podíamos perder con cualquier rival y el futuro no era
para nada atractivo.
Y si algo le faltaba era la denuncia contra
Cristaldo por violencia de género, que debió tener una resolución mucho más
clara que la de 5 días de suspensión y vuelta a jugar, sobre todo porque el
presidente Victor Blanco dijo que Racing es pionero en ese tema.
Lo de anoche fue una nueva muestra de lo mal que esta todo y las declaraciones de Pillud y Coudet, agregan mas leña al fuego, ya que en lugar de hacer públicas, Iván debería ir con Lisandro López a decírselas a quien corresponda y el "Chacho", en lugar de apuntar como nunca contra sus jugadores, debería preocuparse por descubrir cual es la causa de que lo que se trabaja en la semana después no se ve en la cancha, porque eso marca que ha perdido ascendencia sobre el plantel y además que hay algo que no funciona, manifestaciones en caliente de jugador y técnico que dejan entrever que en el plantel parece no haber tanta armonía como se dice.
Pero bueno, Coudet ya se va y todos los gritos y
declaraciones no dejan de ser expresiones que este momento no le importan a
nadie, porque la semana que viene habrá una
nueva persona en su lugar, así que como racinguista y por la camiseta que amo,
solo espero que podamos ganar la Copa de los Campeones frente a Tigre, aunque siendo
sincero este andar de Racing que parece jugar más por compromiso que por los
puntos, no me da muchas esperanzas.
Hasta pronto.
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