Los triunfos ocultan muchas cosas y la euforia muchas veces no nos deja ver la realidad o no queremos verla, pero cuando se dan
encuentros como el de anoche esa verdad sale a la luz y nos golpea muy fuerte.
Es cierto que Cocca venía expresando que no siempre
nos iban a perdonar o a dar las posibilidades para remontar un resultado
adverso y aunque no dejo de reconocer que tiene mucho mérito porque le dio a
este equipo una impronta que no tenía, hay que aceptar que él es el responsable de no encontrar una
línea de fondo confiable para este Racing, que como todos los hinchas sabemos y de
mi parte lo venía reflejando en mis comentarios anteriores, dependía de la trilogía Acuña-Bou-Martinez.
Por distintos motivos Racing no contó anoche con ese poder
ofensivo, ya que Lautaro Martinez no fue de la partida por lesión y Cuadra,
su reemplazante, no repitió actuaciones anteriores generando solo la jugada del
pase a Bou quien se pierde un gol increíble, mientras que Acuña tuvo quizás, el rendimiento
más bajo de los últimos tiempos, donde posiblemente sus problemas personales lo
llevaron a estar desconcentrado y a discutir más que a jugar y finalmente Bou, buscado como solución de todos los problemas, fue el blanco de
todos los pelotazos, y aunque contó con oportunidades estuvo
impreciso para concretar, para finalmente terminar dentro de la desorientación general.
Pienso que la falta de Aued marcó
que Racing perdió en la mitad de la cancha al jugador que es
el primer pase, que maneja los tiempos y que impone presencia, lo que le permite al
“Pulpo” mejorar su juego también y tener más libertad para soltarse y llegar al
área.
Ayer la línea de volantes dio muchas ventajas, con un
Díaz que me pareció lento en su andar y que no volvía rápidamente, con Meli, en una función para mí equivocada, no tuvo juego ni peso y con un González errático en los pases y desacertado en la
marca, todo esto más el bajón de Acuña que ya comentamos formó un combo que le permitió a los volantes de Temperley hacerse un festín en el primer
tiempo y junto con sus delanteros enfrentar a una defensa, que como lo venía
haciendo, ofrecía errores al por mayor.
Lo de Pillud y Torsiglieri, que en el partido
anterior había mejorado, ya es grave pero los demás tampoco ayudan mucho, aunque Barbieri de los cuatro me parece el más rescatable, que quizás con Vittor al lado
pueda complementarse de mejor manera.
Y después Orión…que no colabora mucho en eso de
salvar partidos, a pesar de que es difícil jugar con una defensa así.
Otra cosa que me llamó la atención es porque, ante
un equipo que siempre trató de salir jugando desde atrás, aún ganando desde el
primer minuto, Racing, como pasa muchas veces y más de visitante, espera a ver
que hace el rival y nunca fue a presionar, exhibiendo inseguridad en sus volantes y en su defensa, pero especialmente poca ambición, aun
viniendo de una racha de 5 partidos ganados.
Fue una noche demasiado oscura pero que dejo ver la realidad al desnudo, donde las
derrotas descubren lo que los triunfos ocultan, donde un equipo que juega con
una defensa “indefendible” nos llevó a una derrota difícil de digerir, que puede
servir para despertar del todo o para insertarnos en una mediocridad como la
del año anterior, lo que sería una lástima.
La lucha, por lo menos para mí, siempre fue tratar
de entrar en la Libertadores y como añadidura si los triunfos de uno y las
derrotas de otros te acercan, ilusionarse por el campeonato, por eso espero que
podamos volver a tener un poco más de orden y de tranquilidad, para ganar en
confianza y volver al triunfo ante Gimnasia, que ya sabemos defiende bien y va
a ver que hace Racing, porque después tenemos que visitar a los vecinos, donde
allí hay que jugarse todo.
Hasta pronto.
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