¿Que fue de aquel Racing grande que hasta los años sesenta
era respetado por todos?
La Academia Racing Club era un club grande de verdad porque
sus dirigentes lo eran, porque sus técnicos y sus planteles lo eran y porque su
hinchada lo era.
Época gloriosa. Inolvidable para quienes tuvimos la suerte
de vivirla.
A partir de los setenta nos fue invadiendo la decadencia, salvo mínimos
logros que podemos contarlos con los
dedos de una mano.
¿Tan pocas eran las convicciones y ambiciones de los dirigentes – que no dejan de ser hinchas
de Racing- y tan equivocados fueron sus conceptos al elegir técnicos y
jugadores que pasaron por la institución para llegar a tantos desaciertos…?
Como no han entendido que para ser un grande hay que pensar
como grande.
Acepto que el país vivió momentos difíciles en lo social y
en lo económico que han influido en algunas administraciones, pero tantos años
de errores, me hace pensar que han existido otros pormenores que llevaron a
Racing a una bajeza institucional que da pena recordar.
Para volver a ser grande hay que tener mentalidad de grande,
para poder pensar en grande, desde la palabra y desde la acción.
Para entrar en tema me voy a referir a una faceta de Boca.
A través de muchos años sus dirigentes han logrado imponer
el “Deportivo ganar.” logrando generar conciencia ganadora desde el hincha hasta
los técnicos y jugadores que tienen aspiraciones de llegar al club de la ribera.
Concepto triunfador del que Racing hacía gala en aquellos
tiempos lejanos y que hoy de alguna manera parece que solo conserva el hincha.
Porque
en los últimos cuarenta años, no recuerdo haber escuchado a un Presidente
nuestro decir con firmeza que en Racing hay que ganar todo lo que se juega y lo
único que han conseguido es haber instalado
en la mediocridad al fútbol
profesional, convirtiendo a nuestra querida Academia en el club del “más o
menos”, porque nada se
hacía muy bien, como lo indican las masivas pero mediocres contrataciones de
jugadores y lo certifican la mayoría de sus modestas campañas, salvo honrosas
excepciones en ambos casos.
Y la grandeza institucional y deportiva de
Racing sufrió un gran deterioro, atreviéndome a decir que si no fuera por la perseverancia
y mentalidad ganadora de su hinchada, quienes se retroalimentaron en medio de
ese deterioro para hacerle frente al abandono y a la rendición que los acechaba,
hoy estaría casi en el olvido o deambulando en alguna de las categorías
menores.
Pronto habrá elecciones, y creo que sería un momento
propicio para comenzar a escuchar esas mensajes firmes de los futuros dirigentes
desterrando los tibios “Si hacemos 30
puntos es un buen campeonato, vamos a ver si podemos estar entre los cinco
primeros o no estamos para salir campeones…”
Pero no como un lema de campaña o para quedar bien con el
hincha y sobre todo con el hincha-socio que lo puede llegar a votar, sino con
total convicción, como algo visceral, para que cada vez que hable de Racing el
hincha lo pueda ver reflejado en cada gesto, en cada palabra y en cada acción.
Y desde
la Comisión Directiva acertando con las contrataciones del técnico y los
jugadores, quienes deberán tener como premisa fundamental entender que han sido contratados para
ganar todo lo que se compita dejando la piel en cada compromiso.
Así se
inculca, se siembra y se comienza a generar una mentalidad ganadora que quizás nos
permita retomar el camino que nos lleve nuevamente a ser grandes de verdad.
Hasta pronto.
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