lunes, 4 de enero de 2021

Arias y Lisandro, dos extremos de un equipo disfuncional.

 Es evidente que ya nada motiva a un plantel golpeado por diferentes situaciones y que por momentos muestran un desgano que irrita ya que da la sensación de que juegan casi por compromiso.

Saber que Beccacece no es quien decidirá sobre su futuro no ayuda  y por más que respeten su voluntad de estar con ellos estos partidos, salvo algunos, la mayoría ha perdido toda motivación.

El desánimo se ve en sus caras y eso es determinante para un equipo que aunque ahora se le había presentado la oportunidad para pelear la Sudamericana del 2022, sabía de antemano que no tenía reservas anímicas para lograrlo, las había perdido antes de jugar en la Bombonera.

Es un fin de un ciclo que deja muchas dudas, porque el equipo que fue de mayor a menor y que había comenzado con algunos logros importantes, ( la clasificación a la Libertadores, el triunfo frente a Independiente, etc)  termina declinando en su juego, incluso con resultados positivos como frente a Flamenco y primer encuentro frente a Boca, lo que lo llevó a perder confianza y a sentirse cada vez más inseguro de sí mismo, porque por más que habían conseguido buenos resultados, en el fondo sabían que eso era efímero, no tenía sustento alguno que lo respaldara.

Y la respuesta de alguna manera la expresan las actuaciones de Arias y Lisandro, extremos de un equipo disfuncional, quienes “sufren” las consecuencias de un Racing al que le llegan mucho, pero llega poco y mientras convierte en figura a su arquero, transforma a su delantero en un ausente goleador, llevándolo más a luchar que a convertir.

Ambos son víctimas de un mismo problema y es que el equipo no viene funcionando bien con el agravante de que parece haber bajado los brazos, algo que pudimos observar en el encuentro de ayer en Santiago del Estero, donde la falta de compromiso se veía en cada situación de juego, donde los jugadores parecían estar con la cabeza en otro lado y solo Arias sobresalía por su concentración y seguridad.

Una defensa fácilmente superada y un medio campo anodino, volvió a constituir a Gabriel Arias en una figura descollante, para que Racing con apenas un par de pinceladas individuales, lograra rescatar un empate.

Racing se muestra como un equipo endeble, al que todos se le animan, al que le convierten rápidamente, algo a lo que no estábamos acostumbrados, incluso de local, donde supo hacerse fuerte desde hace muchos años y ese sentimiento de inseguridad se traslada a nosotros los hinchas cada vez que no disponemos a ver un partido de nuestra querida Academia.  

Ojala podamos volver a ver un Racing que nos vuelva a dar esa hermosa sensación de que siempre va a ganar.

Hasta pronto.

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