lunes, 22 de octubre de 2018

Un equipo que desconcierta en situaciones límites

No es la primera vez.

Pasó con Colón, pasó con Sarmiento del Chaco, pasó con Atlético de Tucumán, pasó con
Boca y pasó ayer con San Martín de Tucumán.

De los cinco partidos en cuatro estaba en ventaja.

Y se perdieron en tres y se empataron en dos.

El punto neurálgico es que en cuatro de esos cinco partidos se daban situaciones límites, es decir había exigencias coyunturales que obligaban a Racing a tener que ganar si o si esos encuentros.

Con Colón entrábamos a la Libertadores, con Sarmiento del Chaco seguíamos en la Copa Argentina, a Boca le hubiéramos sacado tres puntos importantes y contra San Martín, volvía a darse una posibilidad que ya creo no se va a volver a dar, y era que River había perdido y Boca empatado, situación ideal para recuperarse del empate anterior y dejar bastante lejos de la punta a dos grandes que siempre pelean arriba.

Pero parece que esa situación de responsabilidad no es común para todos los jugadores y entonces se nota claramente que a este equipo le falta carácter, sobre todo en el medio campo, para decir “aquí estamos nosotros”, esa condición que debe tener todo aquel que aspira a pelear el campeonato, pero hoy por hoy es un equipo que desconcierta en situaciones límites.

El clima pareció enrarecerse, no solo con los papelitos y rollos que invadieron los cuatro costados del campo o parte de la luz que se cortó sorpresivamente, sino con los rollos  que llegaban desde las tribunas y que dieron en el físico de un asistente, de Saravia y de García, motivos suficientes para la suspensión del encuentro, pero parecía que todo valía como en un partido de verano, porque incluso arrancó sin el 100% de luz.

Pero desde el juego y la actuación de Racing, no son excusas, porque este equipo si quiere salir campeón debe saber responder con actitud y con carácter a las diferentes presiones que vaya encontrando en el camino.

Algo que parece estar en dudas porque el partido de anoche puede haber sido un caso testigo, ya que nunca Racing se encontró cómodo en el partido, es como que estaba desorientado mentalmente, porque nunca se mostró sólido, ordenado y seguro con la pelota, con volantes lentos y estáticos, que no solo no acertaban un pase, especialmente Solari, sino que no recuperaban ninguna pelota, permitiendo a los volantes y delanteros tucumanos estar con un par de pases, frente a la línea de fondo, que increíblemente, esta vez dudó y se sintió incómoda.

A pesar de todo, Racing se encuentra a los 17 minutos con un hombre demás, por  la expulsión del arquero Arce, que al salir a cortar un pase largo de Dominguez para Lisandro toca la pelota con la mano fuera del área y es expulsado correctamente por el juez Lamolina.

Pero así y todo y aceptando que Carranza, su reemplazante, tuvo acertadas tapadas, es como que no estaban enchufados y nunca llegó a imponerse anímicamente ante un rival que en inferioridad de condiciones solo mostraba fuerza, ganas y vergüenza profesional.

Era evidente que San Martín, por su situación iba a realizar un partido a muerte, a lo cual Racing debía proponerle un encuentro con movilidad e intensidad, algo que no se vio en ningún momento, incluso cuando estaba en ventaja donde debió arrollarlo, pero
quizás se confió demasiado, porque en las llegadas no concretaba y esa creencia de ser superior sin demostrarlo, le jugó una mala pasada a Orban y el empate le terminó quitando  la mínima concentración y reacción que le quedaba.

Y entonces lo inesperado, entre los cambios raros del “Chacho” y la falta de capacidad para cortar la subida de García en el segundo gol.

Yo vengo diciendo que me parece que Racing ha cambiado respecto al de los comienzos de la era Coudet, no solo porque no cuenta más con Lautaro, sino porque parece que ha decidido ser menos intenso y arrollador para aparentemente regular más los partidos, pero recordemos que los últimos que ha ganado ha sido resignando tenencia y ofensiva para reforzar la última línea con el “flaco” Donatti”, situación que no repitió ( aon algún otro defensor)  en ninguno de estos dos últimos partidos, aunque hubiera sido casi vergonzoso realizarlo en Tucumán, contra un equipo que nunca había ganado y que jugó casi todo el partido con un hombre menos.

Es cierto que en la mitad de la cancha Marcelo Díaz es un acierto, al igual que Mena en la zaga y Arias en el arco, pero este conjunto que “nació” en el encuentro con Patronato aunque logró muchos puntos, a mi gusto nunca llegó a tener la dinámica y el ritmo de aquel del primer semestre.

Es muy difícil rescatar algún jugador pero creo que Centurión sigue siendo uno de los que en estas situaciones sigue sacando pecho y también rescato a “Licha”, a pesar de que no tuvo un gran partido, porque Cristaldo está reemplazando a un jugador con quien hay un abismo de diferencia, dado que el “Churry” es un jugador con movimiento pero sin mucho peso a la hora de pisar fuerte el área o aguantar la pelota y el Bou que soñábamos por ahora y por las razones que sea, está lejos de su mejor nivel.

Podría ser Mansilla la variante que le permita al equipo tener más presencia en el área y algo de esa contundencia que tenía Lautaro.

En el medio campo hay que encontrar la forma de recuperar a Cardozo que nos dió una gran semestre y a Zaracho para que junto con Díaz y Centurión vuelva a tener el juego y el ritmo que nos permitió soñar en aquella primera etapa de Coudet.

Por ahora seguimos primero, pero es un momento donde deberá asomar la personalidad del equipo, no solo desde las declaraciones sino desde la presencia y la actitud en el campo de juego, porque es lo que lo va a sostener y lo va a volver a ubicar en el camino correcto.


Hasta pronto. 

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