viernes, 4 de mayo de 2018

Cuando pensábamos que éramos punto… ¡Donatti gritó banca!


Con la “mochila” mental de no haber ganado un partido muy accesible ante Vasco da Gama, Racing entró a jugar el partido que iba a decidir si anoche se aseguraba la clasificación, porque aunque con un empate casi seguro lo lograba, lo mejor era definirlo en el Cilindro.

Pero ante esta Universidad de Chile, que según contaban venía con muchos problemas, las cosas no comenzaron bien, porque Racing no mostraba esa seguridad y esa intensidad, como lo hizo ante los brasileños en casa y porque el equipo chileno lucía mejor de lo que se esperaba, generándole algunos problemas, primero resueltos por Musso y después por los centrales, que pudieron enmendar un error que pudo costar un gol, al distraerse en el círculo central y permitiendo que el delantero de la “U” los sorprendiera en una pelota larga, que por suerte terminó enredándose con ella.

Esa primera parte del encuentro vimos a un equipo que intentaba hacerse dueño de la pelota, pero que fallaba demasiado en los pases y en la recuperación, algo que se notaba especialmente en dos jugadores que, desde que reaparecieron, siguen sin encontrar su mejor versión y me refiero a el “Pulpo” González y Neri Cardozo a quienes vi lentos e imprecisos, especialmente este último, lejos del aquel jugador con ritmo de ida y vuelta y exactitud en sus asistencias que nos hizo admirarlo.

Con ellos en cancha, en los últimos partidos Racing perdió un alto grado de juego y de esa intensidad a la que nos tenía acostumbrado este equipo del “Chacho”, solamente Domínguez que sigue siendo el eje del buen juego, seguía a muy buen nivel con la ayuda de un Centurión, que si bien no estaba muy fino, siempre será el jugador que puede cambiar el partido, por eso es buscado constantemente, como lo hizo Beausejour al minuto de juego cuando lo levanta por el aire.

El árbitro, bien gracias.

Racing tenía problemas en el retroceso, que le daban a la Universidad espacios para que sus volantes y delanteros llegaran al arco de Musso, no solo por el medio, sino a espaldas de Saravia y Soto, quienes quedaban a media agua cuando Racing perdía la pelota en intentos ofensivos que no se concretaban, tanto así que recién a los 30 minutos pudimos ver a Lautaro patear al arco desde afuera que exigió al arquero De Paul.

Los cambios se veían venir y estaban en la cabeza de todos, los que por suerte se dieron antes de comenzar el segundo tiempo, donde Zaracho y Solari, reemplazaron justamente a los dos volantes, que espero puedan recuperar su nivel lo antes posible porque sobre todo Cardozo le aportaba al equipo otro ritmo en el juego y sobre todo en sus pases que eran muy precisos.

Esos cambios más alguna indicación de Coudet, le cambiaron la actitud al equipo, que desde el inicio de esa segunda mitad fue a buscar el triunfo, acorralando a la Universidad de Chile ahora sí más adelantado en el campo y con esa paciencia que a los hinchas muchas veces nos impacienta.

De a poco fue arrinconando contra su arco a la “U”, que ya no tenía tanto espacio como para generar alguna jugada de peligro, salvo con alguna pelota larga que podía sorprender a la línea de fondo que ya jugaba cerca del círculo central, pero hoy Racing cuenta con dos zagueros centrales que tienen personalidad y sapiencia, que incluso quedan en muchos momentos del partido en un mano a mano con jugadores rivales y saben salir airosos.

Hoy al trabajo correcto de Saravia, hay que sumarle también la muy buena tarea de Soto, que con esa innegable serenidad que muestra para pedirla siempre y tratar de ser salida, le agregó más seguridad a la hora de defender, incluso como último hombre en alguna pelota parada o tiro de esquina a favor.

Zaracho ya distribuía mejor y Solari preocupaba más por la derecha, cosa que obligó a Beausejour y Cía. a quedarse más cerca de su arquero De Paul.

También fue creciendo el trabajo de “Licha” López, más cerca de los volantes, mientras Lautaro que tuvo chispazos, mantuvo su entrega buscando su gol, pero era Centurión el que “calentaba” el ambiente con su actitud y su permanente intento de imponer su habilidad para desequilibrar, convirtiéndolo en el jugador más buscado por todos los rivales para tratar de hacerlo reaccionar.

Los centrales ya se sumaban al ataque, y faltando 10 minutos, Donatti inicia un avance desde el medio campo, combina con Centu sobre la izquierda, quien engancha hacia adentro y se la  devuelve al borde de la medialuna del área, para que el “flaco” le meta un “fierrazo”, que vence al arquero, pega en el palo derecho del mismo para introducirse en el arco y cuando pensábamos que éramos punto… ¡Donatti gritó banca!

Sí, porque creo que en ese momento ya veíamos con cierto conformismo un empate, punto que también podía darnos la clasificación, pero cuando este “capo” de la defensa convirtió el gol fue como recuperar el aliento para gritar con ganas ese gol que desató la locura en los hinchas, en el cuerpo técnico y en los jugadores, especialmente en Centurión, quien no encontró mejor forma de devolver las agresiones sufridas, que gritándole el gol en la cara a Reyes, quien ya lo había castigado duramente en Santiago y siguió haciéndolo en Avellaneda, una acción que podrá ser señalada como provocativa, pero sin querer justificarlo, digo que que habría que ser un poco necio para no entender que no se puede recibir golpes desde el primer instante como los que“aguanta” él,  sin tener algún momento de desahogo y el instante elegido por “Ricky” fue ese, que llevó al jugador chileno a darle un golpe, motivo por el cual fue expulsado.

Un gol que nos dio el triunfo y el pase a octavos, y que le permite a Racing dedicarse totalmente a los tres últimos encuentros de la Superliga, con el objetivo de entrar a una de las Copas, si es posible a la Libertadores del 2019, para después, por último, viajar a Brasil para enfrentar a Cruzeiro, pero ya con la tranquilidad de haber pasado a la próxima fase. 

Hasta pronto.


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