lunes, 30 de marzo de 2015

La sociedad del gol.


Es la dupla.
Porque se entienden casi a la perfección y porque Milito, ya sabemos, se ha convertido en el símbolo que alimenta el espíritu y genera confianza en todos los jugadores, pero sobre todo en Bou, quien evidentemente con él mejora su desempeño, se siente cómodo.
Es la pareja que mejor ha congeniado en el equipo por esa capacidad de entenderse con solo mirarse, donde en la mayoría de sus movimientos, afloran la intuición, el talento y la lucidez.
De cualquier manera creo que los jugadores están comenzado a responder en el torneo argentino y hoy hubo muchos puntos altos, como el de Acuña, el de  Alvarado, que ya merece tener su continuidad como titular por lo menos hasta que vuelva Lollo, las buenas actuaciones que viene cumpliendo Grimi, la gran actualidad de Pillud, la firmeza y tenacidad de Videla, la excelencia de Saja, los momentos de Camacho, Sánchez, Nagüel, Cerro…
Respecto de los delanteros, Núñez, viene en levantada –esperemos no sea nada su golpe- y Brian Fernández, que  ilusiona con sus movimientos y su desenfado, desmerece sus actuaciones por la falta de definición, algo que llama mucho la atención.
Pero salvo excepciones, que creo serán temporarias, al equipo se lo ve sólido y vuelve a entregar esa imagen de saber que hacer, la que nos permite a los hinchas sentirnos naturalmente optimistas, porque vemos que hay plantel, que hay individualidades y que hay  un cuerpo técnico que, ante sus decisiones tanto en las variantes de sistema como en los cambios de jugadores, la mayoría de las veces obtiene las respuestas esperadas, porque es evidente que ellos confían en su trabajo.
Del partido, digo que San Martín que había realizado un gran encuentro frente a Boca, buscó como muchos otros equipos coparle la mitad de cancha a Racing y por momentos lo conseguía, a través del buen trato de pelota y la velocidad de sus jugadores del medio hacia arriba, pero el gol de Bou fue cambiando lentamente el trámite.
Racing tomó confianza y se acomodó mejor para ir creciendo paulatinamente hasta que el segundo gol de Milito, ante un tiro libre de Acuña que rebota en el palo,  haría cambiar definitivamente el trámite.
Porque en la segunda etapa San Martín salió a todo o nada y generó alguna sensación de peligro, pero era un poco lo que supongo quería Cocca, ya que en el fondo de la visita comenzaban a observarse los espacios necesarios para que cada contra de Racing prácticamente se convirtiera en gol, si no fuera por lo desacertado de sus definidores.
Como remate pienso que todos coincidimos en que Milito, aún sin hacer un gran partido, es ese jugador emblema que cobija al resto, como que les devuelve la fe y les levanta el ánimo con su sola presencia en el campo de juego y junto a Bou se convierten en la sociedad del gol.
Ojalá podamos verlos en cancha más seguido porque, aún reconociendo que se puede confiar en sus reemplazantes, será difícil por razones de tiempo y de conocimiento, encontrar a la brevedad un dúo tan aceitado, como el que hoy podemos disfrutar.


Hasta pronto.





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