lunes, 26 de agosto de 2013

Vendedores de ilusiones.


Respecto a la salida de Zubeldía y ante la imperiosa necesidad de conseguir un técnico que lo reemplace, me puse a reflexionar sobre esta situación donde siempre existe más confusión que claridad en lo que a criterios a emplear para la elección se refiere.
Después de dedicar más de 50 años de mi vida a la publicidad, pienso que los técnicos de fútbol, tienen de alguna manera, semejanza con las agencias de publicidad
Mientras una empresa busca una agencia publicidad que la convenza de que con ellos sus productos se posicionarán mucho mejor de lo que se encuentran en ese momento, en los clubes de fútbol tratan de seleccionar un técnico que los tranquilice y los persuada de que con él y sus colaboradores, el equipo podrá lograr los objetivos que ellos se han propuesto o han prometido.
Respetando la tarea y el trabajo de ambos, seguramente avalados por sus trayectorias y sus referencias exitosas en el mundo en que se mueven, muy pocas veces las empresas y los clubes se detienen a revisar los fracasos de los postulantes.
Ante la desesperación de haber perdido mercado y por ende categoría de todos sus productos solo aspiran a escuchar a alguien que les transmita lo que quieren oír y hay muchos que tienen una gran capacidad para convencer al prójimo.
Y en ambos casos tanto, a los representantes de la empresa como a los responsables de la CD de un club,  lo que le están vendiendo son imágenes intangibles, que no se pueden tocar o palpar, solo imaginar.
Confiando en que en ambos casos se trate de personas serias, honestas y que en forma transparente se dedican a llevar a cabo ideas con las que se sienten identificadas, jamás ninguno podrá firmar o asegurar éxito alguno.
Es evidente que tanto técnicos como publicitarios dependen de algo fundamental: los productos con que cuenta cada uno, y por más buenas ideas y creativos que sean en sus trabajos si dichos productos no reúnen las condiciones de calidad para ubicarse entre los mejores, será difícil encontrar a la brevedad el éxito esperado.
Lo que quiero decir es que tanto publicitarios como directores técnicos son en su esencia vendedores de ilusiones, a los que al principio se los acompaña ciega y apasionadamente, confiando en ver plasmado a la brevedad lo que tanto se desea, sin darnos cuenta que nada será posible de lograr si el producto no es el que la gente demanda.

Hasta pronto.














No hay comentarios: