Menos 10.
Era el partido esperado por todos los hinchas de Racing, porque en esta oportunidad teníamos a los dos colombianos juntos – a Gío por primera vez jugando el clásico-.
Sin embargo todo fue en vano aunque Racing ganaba antes de cumplirse el minuto de juego.
Inmediatamente la pelota pasó a poder del Rojo y Racing solo se limitó a correr y a marcar, con un Teo aislado y con un Gío estacionado y sin peso.
El equipo en lugar de agrandarse se refugió –como habitualmente lo viene haciendo – desde la concreción del gol y esto parece haberse convertido en un hábito, el cual no es nada malo si tuviéramos el manejo de la pelota cuando la recuperamos y los hombres talentosos para rápidamente salir de contraataque, pero todo se diluía rápidamente ya que el único jugador del cual esperábamos la gambeta sutil y el pase milimétrico estaba totalmente impreciso y se lo veía como cansado. Parecía estar mal físicamente, sin movimiento y perdiendo todas las pelotas, salvo la que le pone a Hauche en el gol.
Y refugiándose en su campo como lo hizo en partidos anteriores corríamos el riesgo de que en alguna jugada aislada el empate pudiera llegar y aunque Saja nos salvó en otros partidos esta vez no pudo aunque desvió el primer disparo desde afuera del área.
El segundo tiempo se intentó un poco más pero todo siguió igual en su concepto.
Con un Gío desaparecido en acción y con un Teo haciendo lo que podía solo se rescataba el empuje de Hauche. Había mucho desacierto en los pases y era todo más esfuerzo que juego agrupado. Luego Viola por Aued – bastante mejor Viola en este partido que los anteriores- y Luguercio por Gío. Nada cambió hasta los noventa reglamentarios, salvo en el descuento cuando en un pelotazo Teo ubica bien su cuerpo y le gana a Milito para quedar solo frente a Assman, pero desperdicia la mejor oportunidad del partido. Increíble el gol que se “come” este jugador que en los últimos dos partidos parece que la mira la tiene desviada.
Después el final en un partido donde Racing fue menos 10, porque su hombre más talentoso y del que todos esperamos lo mejor de él en este clásico – aunque sabíamos que no estaba todavía en su mejor estado físico- no estuvo en el partido.
Si tuvo alguna dolencia anterior al encuentro o algo le pasaba no lo sé, solo digo lo que sentí viéndolo en la cancha. Le rebotaban todas las pelotas, todas sus asistencias fueron largas y nunca pudo salir airoso de una “pisada”. Evidentemente fue el peor partido de Gío en Racing.
Era el clásico y por lo menos no perdimos, pero Racing no impone su presencia y su juego jugando de local, pareciera que siempre juega de visitante, y eso que su gente, su hinchada que es extraordinaria sigue diciendo presente.
Digo yo, el equipo habrá perdido la convicción para pelear el campeonato… o en realidad nunca la tuvo.
Hasta pronto.
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