Estos momentos, aunque parezcan iguales, son únicos
e irrepetibles, para guardar en el corazón junto a los otros recuerdos que
siempre estarán vivos en nuestra memoria.
Era el día del campeón y el cilindro mostraba su
mejor cara, donde los hinchas ya distendidos por tener el nuevo título en casa,
nos preparábamos para vivir uno de los momentos inolvidables en la vida de
Racing.
Pero el partido ya no se iba a vivir con la angustia
y los nervios a los que estamos acostumbrados, porque que si bien Racing quería
ganar el partido, no se podía dejar de lado que para el plantel era difícil
despojarse de toda la carga emotiva que fue coronarse una semana antes, donde
la concentración entra en un período de relajación y todo lo que aflora es esa
alegría que llegaría al término del mismo.
Por eso la sensación que me dio, fue que los
jugadores disputaron el encuentro pensando más en que finalice que en lo que
pasaría durante el transcurso del mismo.
Porque Racing ya se había consagrado y el resultado
solo pasaba a ser un simple número para la estadística de la tabla y en
realidad lo que querían era disfrutar de ese acontecimiento, abrazarse
con sus seres queridos y como bien dijo "Licha" López, agradecer a todos los hinchas que estaban en la cancha y a todos los que no pudieron estar ahí presentes, que seguramente lo hacían frente a
un televisor o con el oído en la radio.
Un torneo más, como aquel del 2014, del 2001 y otros
tantos que suman 18, aunque ahora más cerca del último, confirmando que Racing
está transitando el camino correcto, con una dirigencia, presidida por Victor Blanco, que
cada vez muestra mejores resultados en la administración y con la incorporación
de Diego Milito en la Secretaría Técnica, le permitieron a Racing tener más
aciertos que errores en lo deportivo, como fue la contratación primero de “Chacho”
Coudet y después de los refuerzos.
El fruto de todo ello tuvo como consecuencia el
logro que todos esperábamos, con datos irrebatibles, que elevan a Racing por
encima de todo el resto, como además de ser el equipo que más puntos sacó ( 57
sobre 75 en juego, es decir el 76% del total ), fue el que más ganó ( 17 sobre
25 ), el que más goles hizo (43) y al que menos le convirtieron (16) agregando
que nadie pudo vencerlo en el Cilindro.
Fue la fiesta
de los sentimientos y las emociones, porque tanto los jugadores, el cuerpo
técnico y todos los hinchas de Racing, los que estuvieron presentes y los que lo
vivieron desde donde pudieron hacerlo, habrán expresado esas sensaciones que
nacen en el cerebro y finalizan en el corazón.
Ahora hay que seguir avanzando para crecer, para que
Racing aspire siempre a ganar nuevos trofeos, especialmente los internacionales.
Sobre el final no quiero dejar de lado un tema que
no debió manchar la noche triunfal y es el de Centurión.
Todos los que siguen mis comentarios sabrán que
siempre aposté por él como jugador y muchísimas veces resalté su valor para desde
su debut el reciente campeón y así como pienso que debería haber estado con el
resto del plantel porque fue parte del mismo, me llama la atención que apenas
unos días antes del acontecimiento, declare de la forma que lo hizo, incluso
desestimando los sinceros y coherentes consejos de Ruggeri, para corregir ese
mal hábito que él acepta tener como profesional.
Como hincha me duele y me pone triste, pero da la impresión
que en lugar de aceptar la sanción y dejar pasar el tiempo para tratar de
recomponer una situación difícil, está buscando una salida abrupta del club.
Hasta pronto
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