Como la
muerte termina muchas veces con el sufrimiento de personas afectadas por largas
enfermedades terminales y al mismo tiempo le dan también un cierre al dolor y
la angustia que vienen padeciendo todo ese tiempo los que lo quieren y lo
rodean, diría que el cierre del campeonato para este equipo de Racing , enfermo
terminal de derrotas en la temporada que acaba de finalizar, fue, por lo menos para
mí, también la culminación de un largo calvario.
Desde
todo punto de vista y robándole prácticamente el título a la novela de Osvaldo
Soriano, digo triste y solitario final
para un plantel frágil e inexpresivo, que hizo todo lo posible para lograr la
hazaña de perder 21 de los 38 partidos.
Triste, porque
habría que hurgar bien hondo para encontrar algo rescatable durante los dos
torneos en un plantel que, parece ser, lo único que hizo fue jurarle amor
eterno a Zubeldía, porque sino no se entiende como les ha afectado anímicamente
y mentalmente la salida del “amigo” Luis, con la desgraciada consecuencia de no
aceptar a ninguno de los otros técnicos que le sucedieron, en lugar de dejar
todo por el club que les paga, por la gloriosa camiseta que visten y por los
hinchas que siempre los han respaldado.
Solitario,
porque de alguna manera sin técnico, han quedado solos ante el mundo y hoy en
Mendoza, aunque no se admiten visitantes, la tribuna vacía sin hinchas de
Racing fue la mejor imagen para la despedida, aunque lamento que hayan sido en
su mayoría chicos quienes hoy tuvieron que dar la cara en el partido final de
un ciclo que se hizo interminable y no los verdaderos responsables de esta
campaña, que podría haber finalizado de manera catastrófica si hubiera durado
algunas fechas más.
Nada se
puede lograr con jugadores que han perdido la autoestima, por lo que espero que
el técnico que sea elegido para dirigir a Racing, tenga la suficiente
autoridad, ascendencia y pedagogía para poder devolverle o inculcarle a los que
queden en el nuevo plantel, ese amor propio y esa estima que todo ser humano
necesita para afrontar las responsabilidades que el destino les pone en su
camino.
Hasta
pronto