Hola campeones!
Saludo a todos los hinchas de
Racing, porque todos somos campeones y disfrutamos hasta más no poder de este nuevo
campeonato.
Un torneo donde Racing comenzó como candidato, pero rápidamente las derrotas lo envolvieron en un mar de dudas, especialmente después de la sufrida ante Argentinos Juniors que lo deja afuera de la Copa Argentina, un resultado que golpeó fuerte en todos los sectores y nos hizo pensar que volvíamos a los tradicionales vaivenes de los últimos años.
Un torneo donde Racing comenzó como candidato, pero rápidamente las derrotas lo envolvieron en un mar de dudas, especialmente después de la sufrida ante Argentinos Juniors que lo deja afuera de la Copa Argentina, un resultado que golpeó fuerte en todos los sectores y nos hizo pensar que volvíamos a los tradicionales vaivenes de los últimos años.
Una situación difícil para un
técnico joven que intentaba darle a un plantel nuevo un juego ofensivo, pero
que se tornaba irregular porque el equipo estaba descompensado.
Los equipos al igual que las
cargas, se acomodan al andar, sobre todo si sus integrantes son nuevos en su
mayoría y eso quiere decir que un cuerpo técnico necesita tiempo, algo que los
hinchas no sabemos aceptar si los resultados no los acompañan.
Quizás porque nos cuesta entender que
vestir la camiseta de Racing ejerce una gran presión anímica en quienes tienen
esa responsabilidad, porque sabemos que el carácter es algo inmodificable en
cada persona y no todos están preparados para afrontar esos difíciles momentos
en un club grande como Racing, que además cuenta con una exigente gran
hinchada.
La virtud de Cocca fue darse
cuenta y cambiar a tiempo, comenzando por enviarle un mensaje al plantel - creo
que interpretando lo que sentíamos todos los hinchas y que por suerte provocaron
un cambio positivo en la mentalidad del mismo- moviendo algunas piezas y
modificando el sistema de juego.
Todo esto se vio reflejado en el
encuentro ante Newell’s donde realizó una buena tarea a pesar del empate, lo
que le dio un envión anímico para ir con más confianza a la Bombonera y lograr dar
vuelta un partido que entrada parecía imposible lograrlo.
Ese triunfo, la vuelta de un gran
jugador como Milito y la sorpresiva, pero brillante, aparición de Bou, autor
de los dos goles, revitalizaron al equipo y aunque todavía faltaba algún
retoque, a partir de allí comenzó a mejorar.
Ganarle a Belgrano en Córdoba con otro gran partido de Bou,
lo encaminó por la buena senda, y a
pesar de la inmerecida derrota frente a Rafaela, donde jugó de gran manera,
Racing golea a Estudiantes de visitante en gran partido y le gana a Vélez en el
Cilindro.
Nuevamente
la ilusión del campeonato se volvió a instalar en la cabeza de todos, porque el
torneo le brindaba una nueva oportunidad,
pero el empate frente a Olimpo pareció tirar todo por la borda.
Y mientras los hinchas
pensábamos que todo se había terminado, esa noche en Bahía Blanca, cuerpo técnico
y plantel se juramentaron ganar los 6 partidos restantes para por lo menos
finalizar en la mejor posición posible, entendiendo que el campeonato estaba lejos.
Pero cuando Racing le gana a Gimnasia y a
Banfield, se encuentra con que el partido con Quilmes lo podía acercar al
puntero, dado que ganándole a los cerveceros, lo ubicaba a solo un punto de
River (su próximo rival en el Cilindro) y otra nueva chance de pelear el
campeonato comienza a concretarse cuando Bou, de tiro libre logra el gol del
triunfo sobre el final del encuentro.
Esta vez como nunca Racing podía pegar
el gran salto, pero enfrente estaba River con toda su estadística a favor, aunque
este partido no se le podía escapar, porque el triunfo lo posicionaba primero
solo.
Era a todo o nada y la Academia pudo ganarlo en
un estadio repleto y con una hinchada que alentó más que nunca, rompiendo con
la pesada mochila de la historia.
Ahora sí el campeonato estaba ahí, al
alcance de la mano, a solo 2 partidos y lo más importante era que Racing, dependía
solo de Racing.
El
contundente triunfo en Rosario ratificó el gran momento del equipo, al que le
restaba un solo partido y de local ante Godoy Cruz, para poder lograr el
campeonato tan ansiado.
Pero la postergación parecía jugarle una mala
pasada.
Le cortaba el envión ganador.
La angustia y los
nervios hicieron que esos 14 días de espera fueran interminables,
aunque también sirvieron para que los hinchas cargaran las baterías y así poder
darle a los muchachos el aliento interminable en un día que debía de ser inolvidable.
Y
lo fue, ganando un partido que, como dije, no tenía sentido analizarlo, porque
lo único que importaba era el triunfo, en un Cilindro que explotaba de hinchas que
alentaron toda la noche y que vivieron intensamente esa final para finalmente descargar
esa alegría guardada durante 13 años viendo nuevamente a Racing campeón y festejando
hasta altas horas de la madrugada de una manera única, que unió y emocionó a distintas
generaciones.
No tengo dudas que Racing fue el mejor, porque logró lo que los demás no pudieron.
Por eso, para felicidad de todos los racinguistas y le
duela a quien le duela
RACING
ES EL CAMPEÓN!
Y como dicen que el sufrimiento
forja el carácter, pienso que tanto Víctor
Blanco (Presidente electo), el cuerpo técnico y los jugadores, que terminan de
aprobar un examen muy exigente y angustiante, deben entender que
este momento es una buena oportunidad para que Racing
comience a transitar por caminos victoriosos, esperando que cada uno y desde su lugar, aporte su inteligencia y su esfuerzo,
para seguir nutriendo a esa mentalidad ganadora que hoy manifiestan con orgullo,
buscando posicionar bien arriba a la Academia en todos los campeonatos y las
copas, de aquí en adelante.
El aliento incondicional de la
hinchada está asegurado.
Hasta pronto.