Parece que este equipo se hubiera
mimetizado con aquellos guerreros del último campeón, logrando la firmeza y
seguridad que desde aquel entonces ningún equipo de Racing mostraba.
Es evidente que ha sufrido una
transformación, en la representación del juego, entendiendo que, cuando
por las razones que sean no puede llevar a cabo su idea, saca a relucir el
carácter necesario para defender la ventaja que logra exhibiendo una solidez y
una entrega semejante a aquella del equipo de “Mostaza”.
Ayer y por más suplentes que River
puso en el equipo, el peso de la historia estaba presente, pero siempre me
pregunto si es la historia o son los jugadores los que no pueden romper con
esta pesada carga donde como se dice habitualmente, “te ganan con la camiseta”.
Ni aquel equipo de José que
arrasaba con todos pudo ganarle y tampoco lo hizo el de Mostaza, aunque ambos
lograron el campeonato.
Pero hoy debemos estar felices por
haberle ganado al fantasma de la historia y por esta actualidad que nos ubica
primeros solos en la tabla, a solo dos fechas del final, algo que desde hace
muchos años no podíamos disfrutar.
Por eso el partido de ayer no es
un encuentro para analizar demasiado, ya que se logró lo que se buscaba, con la
actitud, la solidaridad y la concentración que se debía poner en una
circunstancia como esta, que no había que dejar pasar.
Por supuesto que no debe renunciar
a jugar mejor, este equipo puede hacerlo, pero es entendible que la ansiedad,
los nervios y la posibilidad de ser campeón, lo llevan a mostrar una cara
diferente y en estas circunstancias es cuando, por lo menos a mí, me parece
ver a estos jugadores con el espíritu ganador del 2001.
Racing fundamentó el triunfo desde
la seguridad de Saja quien de entrada tapa una jugada de gol, la solidez de su
línea de fondo, el gran trabajo de Videla y la calidad de Milito, aunque nadie
renunció a la entrega total desde el minuto uno hasta el final del partido.
Así se construye un triunfo.
Por eso le pedimos al plantel y al
cuerpo técnico que no afloje, que no se relajen, porque a ellos y a nosotros
los hinchas, la historia nos vuelve a poner a una situación dramática, pero con
la gran diferencia de que hoy, cuando miramos hacia adelante, solo vemos que
dos partidos nos separan de la gloria.
Hasta pronto.