No debemos alarmarnos porque la Selección Argentina Sub23 no pudo avanzar en los Juegos Olímpicos de Río 2016, dado que no tiene
mucho sentido buscar culpables en el cuerpo técnico y mucho menos entre los
chicos, sabiendo que, este resultado
adverso, es la consecuencia de una
lamentable causa: el mamarracho dirigencial, especialmente después de la muerte
de Julio Grondona.
Pero con esto no estoy enalteciendo la figura de un ser, -que
no fue santo de mi devoción- y que estuvo al frente de la AFA por casi 35 años,
digo que esto es porque todos los dirigentes, salvo alguna que otra excepción,
estuvieron durmiendo al amparo de un “gran padre” que los cobijaba y los mimaba
con sus dádivas a través de todos esos años, entonces ante la desaparición de
quien para mal o para bien, sostenía un orden, estos señores se encontraron de
la noche a la mañana con un imperio que ya no tenía Emperador, con un reinado
que ya no tenía Rey.
Y como se pasaron 35 años comiendo jamón serrano del bueno, ahora
les costaba aceptar la mortadela que estaba frente a ellos, por lo que comenzaron
a disputarse lo poco que quedaba, abandonando ciertas premisas que la “Casa del
Fútbol” de alguna manera sostenía, buscando continuar con esa opulenta y ficticia
vida que les hacía vivir Don Julio, para finalmente darse cuenta que ya no
quedaba ni siquiera para comprar esa mortadela, que en algún momento rechazaron
y hoy les parecerá un manjar.
Porque cuando
se llega a estas situaciones queda claro que la condición humana no los une, los
separa y entonces es difícil pensar que coincidirán sobre el futuro, entonces a
la vista de este desorden donde todos luchan por confusos intereses y nadie
quiere aceptar su cuota parte de culpa, por estar acostumbrados a una forma de
vida que les será difícil cambiar, aunque no lo admitan públicamente, seguramente
más de uno estará soñando con que desembarque algún “nuevo padrino” que les
vuelva a decir que hacer, para que todo vuelva a ser como era antes.
Viven en reuniones y me pregunto después de lo de hoy: ¿podrán mirarse a los ojos?
Los
dirigentes deben entender que la camiseta de los equipos que representan hay dejársela
cuando se habla de sus clubes, pero cuando el tema pasa por las Selecciones
Nacionales deben sacárselas y ponerse la de Argentina.
Asi de
fácil.
Hasta pronto.