En mi modesta opinión y teniendo en cuenta la jerarquía del rival, anoche frente a Boca, Racing jugó el mejor partido de la Libertadores.
Por la disposición táctica y por la concentración,
por el orden y la paciencia para llevarla a cabo, con una confianza tal que le permitió
ejercer el dominio de casi todo el partido y además concretar un gran gol como
resultado de una jugada que incluye varios toques de un lado al otro de la
cancha y un excelente centro de Mena que
le llega a Melgarejo, para que este, con un fuerte cabezazo convierta el golazo
que sería el del triunfo.
Tal fue el rendimiento, que hubo un crecimiento
total de todos sus jugadores, aunque Soto nos haya puesto más nerviosos que de
costumbre después de ese primer error, porque entró como en un mar de dudas,
pero sepamos reconocer que por su “testaruda” confianza tuvo el valor de
sumarse a la circulación de pelota en la gran jugada colectiva del gol,
apareciendo cerca del área de Boca para habilitar a Mena.
Pero el resto del equipo a partir de la tranquilidad
y seguridad que sigue mostrando Arias, tuvo destacadas actuaciones como la de Fabricio
Domínguez, que viene enfrentando rivales importantes y de gran velocidad pero
supo lidiar con ese tema, la del impecable Sigali y su compañero Nery y la del
incansable Mena, todos cumpliendo una tarea que los distingue.
Mejoró mucho el medio campo donde Miranda y Rojas con
más dinamismo y seguridad en la distribución y bien acompañados por Melgarejo y
Fertoli, las subidas de los laterales y hasta por momentos con “Licha” López”, que
salía de la lucha en soledad frente a los centrales de Boca, hicieron que
Racing se adueñara del partido.
Racing era superior a Boca, que solo tenía expectativas
a través de la velocidad de Villa o de algún error de la Academia, pero todo
ese dominio no se llegaba a concretar porque el sistema de juego que impone
Beccacece necesita de permanente apariciones de los volantes dentro el área, como
por ejemplo en el gol, donde el centro de Mena, además de “Licha”, estaban Fértoli
y Melgarejo, quien finalmente concreta.
El equipo fue respondiendo de acuerdo a las
exigencias del encuentro y los cambios esta vez estuvieron bien implementados,
cumpliendo todos con lo que exigia el partido desde Orban en defensa, Alcaraz,
Solari y Montoya en el medio hasta un Cvitanich que demostró
su jerarquía y experiencia frente a un zaguero como López, al que hizo
amonestar.
Por eso y a mi gusto, digo que lo más importante es
que apareció el equipo y genera esperanza, por lo que espero que
en la cancha de Boca, pueda plantarse con la presencia y personalidad que tuvo
en este partido, para de esa manera lograr el resultado que le permita subir al próximo
escalón.
Hasta pronto.