Los partidos de la Copa Libertadores llevan en si mismo una carga extra de nerviosismo, nervios que siempre están presente, pero que de acuerdo al trámite del encuentro, puede darle paso a la serenidad y a la confianza o multiplicarse y generar un desconcierto donde las dudas afectan mentalmente, no solo a los jugadores sino también al cuerpo técnico y eso es muy peligroso en una competencia que desde hace años desvive a todo Racing.
Mientras tanto nosotros los hinchas, ahora como meros
espectadores y en soledad, sentimos que nuestro
sistema nervioso y nuestras pulsaciones juegan al mismo ritmo del que lo hace
el equipo.
Y lo que veíamos en ese primer tiempo era que Racing
estaba jugando un muy buen partido y todo
parecía estar dado para una goleada, lo tuvo Fértoli cuando su cabezazo roza el travesaño, después Montoya queda solo
frente al arquero rival pero decide mal, luego Reniero que desperdicia el penal
que le cometió Butrón, a posteriori una nueva buena acción de Melgarejo, pero
su disparo da en el travesaño, a continuación Fértoli nuevamente…y así era la
cosa, se veía que el gol llegaba y lo que pudo ser…no sucedió.
Para más sorpresas Beccacece y sus cambios, pero quiero
creer que quizás el cambio de Alcaraz por Reniero fue por la amonestación que
cargaba y no por haber errado el penal ya que había hecho un interesante primer
tiempo y el de Garré por Montoya porque no hubo mucho desborde por esa punta y
no porque Montoya desperdició esa jugada de gol.
Pero por un tema físico o por los motivos que sean, ya Racing no era
el mismo de la primera mitad, había menos energía, ya le costaba sostener el balón
y recuperarlo rápido cuando lo perdía, lo que le dio más espacios a un Alianza
que con poco se fue adelantando y descubriendo que mal o bien podía llegar al área
académica, algo que en los primeros 45 no había logrado.
Y tuvo las suyas, bastante claras, que hubiera
generado un gran dolor de cabeza, para un equipo que ya no tenía un hombre de
punta fijo, porque si bien Melgarejo fue a ocupar esa posición en el área quedo
más bien aislado al perder contacto con la pelota.
Aparecían la imprecisiones, ya Fértoli no era el
mismo y al habilidoso Garré le costaba desbordar, así y todo tuvo alguna que otra
oportunidad como esa en que después de una serie de rebotes la pelota sale del área
peruana y la recoge Pillud fuera del área quien saca un increíble remate que
fue desviado en gran forma por Butrón.
Pillud le deja su lugar a Mena y Soto va a la derecha
en un Racing que ya no tan organizado renueva ataques con pocas ideas, más bien
desesperados, seguramente al igual que nosotros los hinchas, cuando vemos que
el chico Alcaraz que ya había estado a punto de convertir, cabecea a las manos
del arquero.
Siguen los cambios, Melgarejo le deja su lugar a Banega
y Díaz a Cvitanich, un jugador en el área que el equipo pedía a gritos, porque la
desesperación se adueñaba de lo físico y lo mental y esa alteración hacia que
los centros al punto del penal iban a llegar cada vez más a medida que pasaba
el tiempo.
Racing iba a transitar el lógico camino del
desorden, algo que de alguna manera beneficiaba a Alianza de Lima, que
aprovechando ese desconcierto, se pierde un gol claro que hubiera sido fatal.
La sensación que dejaba el encuentro era que Racing ya
jugaba contra el mismo Racing, porque todo el esfuerzo físico que se invertía para
llegar al área rival se desvanecía justamente en esa zona por carecer de ideas
y serenidad donde más hay que tenerlas
Todo parecía quedar en manos de los chicos y si bien
eran apuntalados por Miranda, Soto, Mena, Domínguez y Sigali y el recién ingresado
Cvitanich, la llegada al arco contrario dependía mucho de lo que ellos
lograran.
Y lo hicieron ya casi finalizando los noventa
minutos y jugando por abajo, cuando en una acción de toques en la medialuna
contraria, Fértoli habilita de taco a Banega quien con un gran remate la clava
en el ángulo izquierdo del arquero Butrón, un gol que se festejó a mas no poder
por el desahogo que llegaba cuando muchos no lo esperábamos.
Un par de minutos después y con un Racing que
buscaba asegurar más la pelota, Miranda de gran trabajo en todo el partido,
pone un pase entre líneas para Alcaraz que gana el fondo y su pase atrás
habilita a Cvitanich, quien de espaldas al arco la toca para que Garre pueda
rematar y luego de un primer rebote, lo vuelva a hacer, pero esta vez venciendo
al arquero y convirtiendo el segundo gol que provoco el delirio de Beccacece,
su cuerpo técnico y obviamente de todos nosotros, los hinchas.
Este es un triunfo que alienta pero debe servir para
el análisis porque ya van dos encuentros donde Racing que comienza mostrando un
gran despliegue ofensivo, con buen trato de pelota y arrinconando a su rival de
turno a través de una presión alta, en este caso Alianza, vemos que pasa de un
tiempo a otro del absoluto merecimiento, a
las dudas de salir airoso.
Racing debe aprovechar mucho más todas sus llegadas
pero evidentemente le falta contundencia
para convertir lo que produce, por eso necesita de delanteros más pensantes y
con experiencia, especialmente para instancias finales donde en un partido se
decide todo.
Hasta pronto.