Pareciera que todo un plantel entró en una nube que
le ha quitado las ideas, la fuerza, la concentración y la convicción que tuvo
en el torneo anterior, porque nada funciona, ni el arquero hoy nos pudo salvar.
Por momentos es indescifrable lo que hace el equipo
en el campo de juego, se lo nota inseguro, disperso, impreciso, distraído, con
fallas que no son aceptables en figuras importantes, llegando siempre tarde a
las marcas y pasando de largo inocentemente ante cualquier amague.
Es como que perdió esa confianza que siempre tuvo para
ir a buscar el encuentro y el resultado fue que el cambio de Cardozo por
Cristaldo, marcaba un poco lo que buscaba el “Chacho”, que era emparejar el
medio campo, pero, aunque me duela, también jugar más al empate que al triunfo.
Yo tuve esa sensación, quizás lo hizo porque vio que el equipo no le respondía, pero a pesar del cambio llegó lo que se presumía, por un error grave de
Donatti, que además quedó descolocado junto a Saravia y que a continúa con otra
falla de Orban, el cachetazo del primer tanto de Tigre, a través de Montillo.
Y entonces dio la sensación de que el equipo
reaccionaba, pero todo el esfuerzo se esfumaba al tener la pelota porque no
había ideas y se finalizó tirando centros de los costados a un área lleno de rivales
que ganaron siempre de arriba y de abajo.
Cuando faltaban unos 30 minutos, Lisandro a la
cancha, más como emblema, como el líder que podía quizás cambiar la historia
del encuentro, que por su peso porque venía de una lesión y con mucha falta de
futbol, afuera Saravia, que va bajando
el nivel cada vez más.
Después Casierra para ver si pescaba alguna por ahí, por el flaco Donatti, quizás para cuidarlo para la revancha porque solo había un gol de diferencia, pero todo siguió de la misma forma con una posesión apática de la pelota hasta que llegó lo impensado, resultado
de una gran maniobra de Menossi, pero de una inocencia profesional preocupante
por parte de los cinco o seis jugadores que lo rodeaban...para no creer.
Inquieta este momento, porque Coudet remarca siempre
que hay que dejar de lado la relajación,
pero esto no se corta, se va alargando, y eso lo compromete no solo a él como
técnico, sino que involucra a todo un plantel que no muestra signos de
reacción.
Pensaba en este Racing, tan cerca…tan lejos.
Digo tan
cerca, porque solo hace un poco más de un mes que se consagró campeón,
liderando durante 22 encuentros y mostrando en la mayoría de ellos, un juego intenso, con ritmo, con un medio campo
que llegaba al gol, con delanteros incisivos y con una defensa sólida que daba
seguridad.
Pero hoy este equipo parece estar tan lejos, que debemos retroceder varios años para encontrar un
momento de desconcierto similar, que espero no confunda al técnico que ahora
sí, deberá apelar a toda su capacidad y sabiduría para cambiarle la cabeza con
vistas a la revancha en el Cilindro.
Ojalá Dios lo ilumine y el plantel se de cuenta que
no es una cuestión de declaraciones, es una cuestión de personalidad y de
entender que Racing es un grande y es el campeón, y eso hay que demostrarlo en la
cancha.
Hasta pronto.