Entonces se nota la falta de reacción, de velocidad y
de precisión en la mayoría de los jugadores y eso contagia, en este caso para
mal, como sucedió especialmente en el primer tiempo, donde la pelota parada
mostró una gran ineficiencia a la hora de defender y la consecuencia fueron los
dos goles de Gimnasia, quien además salió a jugar con todo, demostrado en esa
infracción de Mussi a los pocos minutos, que podía haber lesionado a Solari y
que el árbitro inexplicablemente ignoró, quizás porque en verano parece que se
aplica otro reglamento, dado que dejó pasar varias amarillas de un lado y del
otro, si no me equivoco llegando al final sin aplicar ninguna.
Racing no tenía seguridad en el fondo y carecía de fuerza
ofensiva donde Cristaldo se debatía solo, ya que el chico Cuello no pudo
mostrar demasiado y por lógica no es justo juzgarlo, ya que nunca le llegó una
pelota limpia de los volantes racinguistas, que salvo Solari no tuvieron un
buen desempeño.
En la segunda parte los cambios, especialmente de
Zaracho y Centurión ayudaron a ver un mejor Racing, donde este último fue el
que más influyó para que el empate estuviera muy cerca y a mi modesto entender sin jugar bien podía haber sido lo más justo,
porque Gimnasia no hizo demasiado para llevarse el triunfo.
Pero aunque a los hinchas no nos gusta ver perder a
Racing ante ningún rival, debemos ser pacientes y no perder de vista el objetivo, tratando de entender que este
partido y el de Rosario Central servirán para poner a punto el equipo, sabiendo
que la verdad, la pelea por los puntos, comienza con Aldosivi, la primera de las diez finales
que faltan para lograr un nuevo campeonato.
Hasta pronto.