Racing transita un proceso de involución del cual parece no poder salir y cada vez más da la sensación de que este retroceso no tiene fin.
Sin identidad, sin orientación clara y sin ningún tipo
de convicción, sale a la cancha a ver qué pasa, a lo que salga, con acciones que
se basan en un insistente juego lateralizado que finaliza en toques hacia atrás
o enviando centros sin destino, resultado de la propia incapacidad de quienes los
ejecutan.
Debido a que nada es concebido con seguridad y todo es impreciso, ya no importa quién es el rival de turno, porque con poco lo complican como anoche lo hizo Huracán, que logró el gol con una pelota cruzada sobre la zona de Domínguez/Prado, que sorprendió a ambos y a Gómez, algo que ya había pasado con Lanús.
Pero hablar de si Copetti debe jugar o no, si Pillud
hizo todo mal o si Martínez fue de lo peor, ya se me hace repetitivo y desgastante y además porque considero que el
problema es más profundo que lo que se ve en la cancha, donde menos la camiseta, todo es confuso y a
la hora de buscar culpables, sabemos que casi siempre la paga el técnico.
Pero hubo otros responsables que contribuyeron a que
todo esto suceda y desde un plantel mal conformado hasta malas decisiones de los
dirigentes respecto a los tecnicos - como la de echar a Pizzi (aun a pesar de
las fuertes críticas que recibía (me incluyo)- sin tener realmente un reemplazante
superior, llevaron a la frustración a este Racing que casi sin oxígeno se va ahogando
en su propia desesperación, a aferrarse a su única esperanza, el alma de sus
hinchas quienes con su dolor a cuestas, y a través de su permanente aliento, le
darán el aire necesario para seguir con vida.
Pero debe haber un cambio de mentalidad, de raíz,
por lo que la CD debe buscar las alternativas para volver a conformar un equipo
como aquellos que nos poníamos a ver sabiendo que iba a ganar y para ello Racing
debe abrir la puerta del adiós para muchos profesionales, algunos de los que le
han dado todo al club y otros por su propia ineptitud o los motivos que sean, porque
es de suma gravedad lo que está pasando y si no se atiende debidamente este
problema, muy pronto nos lamentaremos no solo por no poder clasificar a alguna
copa, sino por comenzar a preocuparnos por algo que no lo venimos haciendo desde
hace unos cuantos años.
Este final indica que las cosas deben cambiar y los
dirigentes deberán comportarse verdaderamente como responsables que se supone
que son, con una autocrítica real que los lleve a tomar decisiones más conscientes,
más sensatas, como se dice, minimizando el error en la búsqueda de soluciones, para
que después no se terminen lamentando.
Hasta pronto.