domingo, 5 de noviembre de 2017

Del infierno al cielo en 15 días,


Leyendo una frase de Albert Einstein, que expresa,“Locura es hacer lo mismo una y otra vez esperando obtener resultados diferentes”, se me ocurrió pensar parafraseando con la misma, que este Racing, perturbado y sin claridad,  juega en un estado de “locura futbolística”, porque que jugando mal una y otra vez, espera obtener resultados positivos.

Esto es algo casi utópico, ya que sin mejoras reales es prácticamente imposible lograr cambiar este presente, sobre todo en un contexto donde los jugadores niegan públicamente que haya disputas internas (que periodistas partidarios reconocidos afirman que si las hay) y el técnico afirma que no hay “crisis” y que lo que viene son “desafíos”.

Me pregunto cuál será el punto de quiebre para que algunas de las partes entienda que así no se puede continuar, porque la infalibilidad quedó demostrada que no existe y la recuperación no llega, sin embargo nadie se hace cargo de los problemas, en un ambiente cargado de energía negativa.

Del partido con Talleres, digamos que se siguió viendo que Racing tiene problemas cuando tiene la posesión de la pelota o cuando la misma está en poder de su rival, como pasó anoche, porque en cualquiera de los dos casos, no sabe qué hacer en la cancha.

No marca y por ende no recupera, no genera nada de juego y por lógica ataca mal, lo que desvirtúa la idea de equipo y de  juego asociado, llevando a los jugadores a lograrlo a través de intentos individuales.

En ese individualismo sobresalieron de la muy mediocre actuación del equipo, Ibargüen, Musso y Saravia, porque sus esfuerzos, permitieron que Racing lograra un empate, que se festejó casi con la misma angustia que lo hacíamos en la época de la promoción, algo que me preocupa, porque quiere decir que volvemos a vivir sensaciones que parecían haber quedado atrás.

Por último y dentro del desconcierto general es bueno destacar que,  aquel jugador colombiano que sufría el clima frío, que no se adaptaba al fútbol argentino y que aparecía como “apichonado”, pasó a ser el nuevo abanderado del equipo, el que se lo pone al hombro y lo lleva al frente, mientras Licha y el resto de sus compañeros, ya sea por responsabilidad propia o porque no coinciden con el técnico, siguen confundidos y enojados y en el partido de ayer, fueron más nada que poco.

Sabemos que si no fuera porque el equipo cordobés, que por momentos paseó a Racing,  concluyó mal sus ataques, podía habernos hecho vivir otra noche trágica, por lo que me parece que Boca e Independiente son como dos fechas de vencimientos, que le permitirán a quien corresponda tomar decisiones para el futuro.

Solo un milagro le permitiría a Cocca pasar del infierno al cielo en 15 días, el tiempo que tiene para encontrar el sistema y el convencimiento, que les posibilite a estos jugadores salir triunfantes frente a esos dos equipos, obviamente algo que será difícil, ya que si no lo logró desde que comenzó el segundo semestre, no lo debería conseguir en dos semanas, pero como todo hecho milagroso podría darse y convertirse en algo maravilloso, casi sobrenatural, en algo que nos posibilitaría volver a sonreír.

Hasta pronto.