A esta altura del año en Racing, además de la falta de una idea de juego de conjunto, se siguen sumando errores groseros al disponer de la pelota, tanto en las salidas donde se pierde fácilmente, como en los pases, deficientes, inesperados y a destiempo y un abuso individual cada vez más pronunciado por encima de lo grupal, es decir, las cabezas no están funcionando bien.
Todo esto en un equipo que se supone por lo menos debería tener automatizados sus movimientos y una idea más o menos clara de jugar, pero no sucede porque se los sigue viendo como desconcertados a la hora de tener la pelota o de realizar una acción, como sucedió anoche donde volvió a cometer, cada vez más agravados , los mismos desaciertos que viene repitiendo partido tras partido y si bien no puedo entender que les pasa a los jugadores, me llevó a pensar que en este Racing, la costumbre de jugar mal se hizo hábito.
Disociado como conjunto y desorientado futbolísticamente,
solo se puede rescatar el aspecto defensivo, donde el excelente trabajo de su
arquero Arias (anoche también lo hizo muy bien Gómez) y la buena tarea de sus
defensores Sigali, Nery y Mena, le permiten seguir sosteniendo la valla en
cero.
Sobre el resto es difícil señalar buenos desempeños,
porque da la sensación de que los jugadores que entran a jugar en el medio
campo y la ofensiva, no pueden construir nada asociado y solo encuentran la
solución en lo individual, que a veces puede tener éxito, pero que en la mayoría
de los casos solo fueron acciones negativas para el equipo.
Respecto a los cambios quiero detenerme en la decisión
de ubicar a Moreno como volante central para que sea salida y a Julián López más
adelantado y/o volcado sobre la derecha, cuando las características de ambos
jugadores indican que debería ser al revés y a los que a mediados del primer
tiempo los reposiciona.
Pero simplemente me pregunto: si por mejor primer
pase él confía más en Moreno como cinco del equipo, porque no ubica a su lado a
otro tipo de jugador y no a Julián López, dado que se dan ventajas innecesarias
al rival, como paso en ese tramo de desconcierto, donde Banfield jugó mejor y hasta
pudo llegar al gol, que por suerte no consiguió.
Al comienzo del segundo tiempo Julián López, que no
tuvo un buen primer tiempo, le deja su lugar a un Rojas que aunque puso un buen
pase a Copetti, en general sigue sin superar sus flojas actuaciones, después con
Garre por Chancalay continuó la búsqueda individual y la falta de ideas trató
de encontrarlas con la entrada de Lisandro López por Piatti, que pareció darle
al equipo una mejora, pero que terminó sin encontrar socios en su juego.
Faltando diez minutos Copetti a la cancha, por un Correa
que continúa con su liviandad y evitando el roce por lo que no inquieta a los
centrales rivales para finalmente y casi sobre la hora, Alcaraz reemplaza a
Lovera, dejando en el banco a Cvitanich que podia darle alguna solución dentro
del área.
Las deficiencias del equipo son expresadas por Úbeda
más claramente a través de sus declaraciones, pero no se ven ni mejoradas ni corregidas
en el campo de juego, donde la oscuridad cada vez lo envuelve más.
Es evidente que hay algo de fondo que no cambia y que
sucede porque hay algo que interfiere entre los jugadores y el cuerpo técnico y
solo se me ocurre pensar que esto lo pueden solucionar diciéndose la verdad,
esa que duele pero que aclara.
Hasta pronto.