domingo, 5 de mayo de 2013
Ni tan tan, ni muy muy.
Racing no es un mal equipo, pero tampoco es un buen equipo.
Inconscientemente o no Racing se muestra inseguro ante cualquier rival y eso queda expuesto porque siempre –es una convicción de su técnico- entrega la iniciativa, tanto de local como de visitante para tratar de encontrar con los “ligeritos” de arriba alguna contra con más espacio.
¿Si esta mal?
No, al fin y al cabo es una elección y como tal muy respetada.
El reglamento no dice de que manera deben estar distribuidos en la cancha los jugadores por lo tanto salvo el arquero la disposición del resto puede ser de cualquier manera.
Pero lo que observamos actualmente no nos brinda ninguna seguridad tanto atrás como adelante y queda todo librado al momento de claridad que pueda tener cada individualidad sobre todo ante una defensa como la de hoy que los supo esperar y encerrar.
Racing no se mueve en bloque y permanentemente se desarma fundamentalmente en el medio campo, con el agravamiento de que hoy -en el primer tiempo- a mi juicio todos los chicos tuvieron un muy flojo partido, con pases desacertados y exceso de individualismo.
Flojo Vietto, empecinado De Paul, confuso Zucculini y muy mal Fariña insistiendo con un juego sin claridad y en muchos momentos desapareciendo del partido.
Eso le permitió a Vélez controlar aún más el encuentro y tener el manejo de la pelota, aunque sin llevar demasiado peligro al arco de Saja.
En el segundo tiempo Racing entró más decidido y mejoró en todos los aspectos.
Tanto es así que comenzó a tener dominio de las acciones en muchos momentos del mismo contando con un par de situaciones para abrir el marcador, siendo la de Zuculini la más importante, ya que tras eludir al arquero dispara al arco defectuosamente errando un gol imposible ( muy parecido al que erró Funes Moris ante Quilmes en el Monumental).
Los chicos estuvieron más precisos y más confiados. Mejoraron mucho De Paul, Fariña y Zuculini quienes junto con Vietto -la gran joyita de este equipo- comenzaron a preocupar al fondo de Vélez. Pillud colaboró y creció en el juego logrando un buen nivel mientras Bolatti jugó quizás su mejor partido.
Entonces por momentos pudimos tener la ilusión de que lo podíamos ganar, aunque faltando poco hubo cambios, donde la emoción de ver a Centurión en la cancha no nos permitió observar que los mismos hicieron que el equipo se fuera diluyendo en el juego y en la actitud, pareciendo que el empate finalmente conformaba.
Por eso este equipo no es ni tan tan, ni muy muy y eso es lo peor que le puede pasar, porque es como que no tiene definición.
Es un equipo que no emociona y que habitualmente transita por el camino del aburrimiento, salvo cuando entra en juego Vietto, hoy por hoy el único jugador que irradia alegría y frescura en el juego por su capacidad y por su inteligencia o algunos momentos de De Paul quien por lo menos reúne una condición fundamental y es su personalidad con la que encara cada encuentro.
Hasta pronto.
Twitter: @lito_lococo
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