La Copa
Libertadores es un torneo que se disfruta “sufriendo”, sobre todo si en la zona
participan equipos brasileños, porque en general son poderosos a través del
juego y si además cuentan buenos jugadores, los partidos se tornan realmente
complicados.
Y a
falta de uno a nuestro querido Racing, le tocaron dos equipos brasileños y para
el debut, nada menos que Cruzeiro, de buen presente y quizás el mejor de ambos,
que tiene sus mejores hombres del medio hacia adelante y siempre trata de imponer
su juego.
Por lo
que no hubiera sido una locura, que Coudet ubicara un volante de marca más,
pero su convicción por el juego y por la ofensiva es más fuerte, y eso caló
hondo en un equipo que va asimilando la
idea, que sabe a lo que juega y que busca el triunfo durante todo el partido,
porque le ha perdido el temor a quedar expuesto.
Esto le permitió jugarle al Cruzeiro, (que tengo
entendido venía de poner suplentes en su torneo) de igual a igual, aun teniendo
dificultades frente al buen manejo de la
pelota por parte de los brasileños, que lo llevó a cambiar tenencia por
verticalidad, pero que también les demandó a los jugadores un gran esfuerzo
físico, (a pesar del desgaste ocasionado por el partido en Mendoza), para
poder, de alguna manera, equilibrar la balanza del juego,
Cruzeiro
se siente seguro con la tenencia de pelota y cuando ataca, lo hace bien y con
mucha gente, eso recargó el trabajo en todas las líneas y fue allí donde se
pudo ver a un Racing solidario, que tuvo actitud y concentración, que si bien
sufrió ciertas situaciones de peligro, pudo de alguna manera contrarrestar al
rival y salir rápido buscando sorprender a una defensa brasileña que no estaba del
todo segura.
Y Racing comenzó a hacerse fuerte a partir de las buenas tapadas de Musso, que respondió bien en general, del buen
trabajo de los centrales, sobre todo de Donatti, con laterales que alternaron buenas y malas
pero siempre se ofrecieron para ser salida, con un medio campo donde hubo más lucha que
juego y donde volvieron a sobresalir Domínguez y Nery Cardozo, con la
importancia de un Centurión que siempre se desdobló para atacar o para
recuperar y aunque no estuvo acertado en sus gambetas, fue partícipe fundamental
en el último gol, cuando asiste perfectamente a Solari, al devolverle la pared,
para que este defina y con un Lautaro Martínez, que está iluminado, un jugador
distinto por todo lo que ofrece y aunque no tuvo un partido redondo –tal como
lo expresó al finalizar- fue un problema para los defensores rivales y letal
dentro del área, logrando convertir nuevamente tres goles.
Fue un
partido lleno de emociones, donde la “real” actualidad de Racing dejó atrás al Cruzeiro,
por personalidad, por confianza y por estar convencidos de lo que transmite el
“Chacho”, ayudado por los triunfos y por el increíble respaldo de la gran
hinchada racinguista.
Racing
no estuvo fino en los pases y es cierto que la mayoría de los goles fueron como
resultado de jugadas con pelota parada, -una de ellas bien trabajada-, lo que
marca que el cuerpo técnico también le da importancia a las mismas, algo que le
faltaba al equipo desde hace mucho tiempo.
De
cualquier manera, espero que para la revancha en Brasil (la última fecha)
Racing pueda estar ya clasificado a octavos, porque creo que será durísima.
Hasta
pronto