Lamentablemente este Racing no produce ningún sentimiento positivo, lo único que transmite es intranquilidad y esa sensación de que cada vez que lo atacan lo van a embocar, lo que por ahora termina siendo una triste realidad.
Aunque el equipo ya venía mostrando falta de
confianza y una continua fragilidad defensiva con Gago, mal o bien había una
idea, pero con Grazzini y Videla, Racing continúa teniendo los mismos problemas
agravados porque no sabe a qué juega y el desorden se suma a la inseguridad.
Y la falta de orden se pudo ver ayer en un equipo
que corría sin ton ni son y donde solo Vecchio mostraba precisión y cierta
lucidez, ya que el resto de los jugadores fallaba en la mayoría de los pases, ejemplo
Moreno, que estuvo llamativamente errático, así y todo Racing estuvo cerca de marcar en un
par de jugadas, pero en realidad en ese primer tiempo se lo vio desconcertado,
ante un Central Córdoba ordenado que sí sabía a qué jugar.
En el segundo tiempo Racing salió con Ojeda por
Baltazar Rodriguez, pero el partido no levantaba y a los quince minutos Vecchio y Almendra ya
mostraban signos de cansancio por lo que le dejan sus lugares al chico David González y a Gabriel Hauche.
Pero Racing no le encontraba la vuelta a un equipo
santiagueño que diez minutos más tarde tuvo la oportunidad de marcar a través
de Kalinski, pero Arias con una gran intervención le tapa el remate y de la
misma jugada nace la que ubica a Roger Martínez en el área y después de un
enganche convierte el gol que le daba el triunfo parcial a la Academia, una
victoria que de asegurarla lo metía en la Sudamericana y en los cuartos del
torneo local.
Racing ganaba pero era un partido donde las cosas no
le estaban saliendo bien y era el momento de darle más solidez a lo defensivo, quizás conteniendo a los
laterales y sumando a Colombo, pero Grazzini no solo demoró en los cambios, sino
que reemplaza a Roger por Carbonero, -sin dudas un retorno muy esperado, pero
que por lógica buscó no tener ningún roce- y entonces el equipo se fue
quebrando cada vez más y aun ganando no supo pararse firme en el fondo para
sostener ese importante resultado y en sus inseguros movimientos parecía advertirnos
que iba a suceder lo que no queríamos que pase, pero que desgraciadamente ocurrió
faltando cuatro minutos, cuando en un centro del rival todos los que defendían en
el área estaban hipnotizados por la pelota, sin darse cuenta que a sus espaldas
había un jugador solo quien finalmente conquistó el empate.
La respuesta a ese empate y que sonó como un grito
de guerra la dio Arias al finalizar el encuentro cuando expresó que “Si no sabemos aguantar un resultado esto es
una mierda”… y otras cosas más fuertes, un mensaje no solo para sus compañeros,
sino también para un cuerpo técnico que
debió tomar otras decisiones sabiendo las deficiencias que tiene el equipo a la
hora de defender, pero no se vio la mano de Grazzini, que después admite refiriéndose
al partido que “fue el que más les costó desde que llegaron y que además fueron
premiados con un gol…” quizás una declaración dicha con honestidad , pero que
no alcanza como respuesta para los hinchas que sentimos que esto es la consecuencia
de los errores cometidos en el último año, algo que ya nos satura de solo
pensarlo.
Racing viene sufriendo con todos los equipos, cualquiera sea su posición en la tabla y por más que los jugadores apoyen a Grazzini-Videla, es imposible continuar de esta manera dado que en el campo de juego no se vislumbra ese apoyo, por eso más que nunca hace falta un técnico confirmado, pero no creo que suceda estando a solo dos fechas de finalizar la clasificación a cuartos en el torneo.
Pero lo que está sucediendo indica claramente que este
es un Racing sin “hambre de gloria”, porque la gloria es ganar todo lo que
juega y hace tiempo que no viene mostrando ese deseo, esa ambición que debe
tener todo equipo que se considere grande y que debe estar fijada en la cabeza
de todos sus dirigentes, de los de ahora y los del futuro y debe ser el mensaje
para la secretaría técnica, el cuerpo técnico y los jugadores.
Lamentablemente hasta ahora no hay señales que marquen esa dirección y esto no solo los está llevando a no triunfar en los torneos locales, sino también a no participar de los torneos internacionales que además de premiarlos económicamente, los llenaría de prestigio.
Hasta pronto.