Con un punto ya estábamos y con tres lográbamos la primera
colocación en el grupo.
Creo que todos los hinchas de Racing, hablábamos de eso antes
de este partido.
¿Cambió algo después de esta inesperada derrota?
Creo que pocas cosas, pero no muchas.
Por supuesto que duele el resultado, pero Racing sigue
siendo primero y ganándole a los venezolanos, también conseguimos la punta, salvo
en que no confiemos que le podemos ganar a Táchira.
Así que a confiar, porque además mañana se enfrentan
Tachira-Cristal y si el equipo de Venezuela empata o gana, la Academia duerme
tranquila.
Me preocupó ver a un equipo que no tiene la misma respuesta
en ataque, como aquel del equipo campeón o el que comenzó la Libertadores.
Se fue desinflando de a poco, aunque hay motivos que saltan
a la vista.
Una cosa es Milito diez puntos y otra cosa es Diego al
cincuenta por ciento.
Porque admitiendo que es muy profesional y se cuida de la
mejor manera, desde su lesión por lógica consecuencia, no responde como nos
tenía acostumbrado.
Si descansa más por los problemas de la rodilla, su poca actividad oficial –no entrenamientos-
no le permite recuperar el ritmo, la reacción y todo lo que necesita un jugador de
primera para estar bien afilado.
Se lo nota más lento, más cansado y más fastioso, como
enojado con él mismo, seguramente porque sufre internamente el no estar al
ciento por ciento y aunque a veces tiene esos chispazos de calidad, hoy por hoy
es más fácilmente absorbido por la marca.
Además de Bou, con quien evidentemente es el que más se
entiende, le cuesta establecer buenas sociedades con los nuevos compañeros de
ataque, llámese Fernández, Camacho, o Nuñez, lo que lo deja más expuesto.
A todo esto hay que sumarle que Bou fue el que más sufrió la
lesión del capitán del equipo lo que se notó en su baja de rendimiento, admitiendo que de cualquier manera este año
hizo bastante goles.
Del partido en sí, entiendo que iba por los carriles normales, donde un Racing con paciencia y tratando de asegurar la
pelota dominó la mayor parte del encuentro, pero era insinuaba más de lo que concretaba.
Faltó cambio de ritmo, más movilidad, porque ese andar
lento aunque seguro, de alguna manera terminó como “durmiendo” al propio equipo
hasta que despertó de un “cachetazo” en
el gol de Santander, pero ya era un poco tarde.
Lo pudo haber empatado a través de Acuña y de Milito,
pero el zapatazo de Palau hizo que allí se terminara todo.
Si se equivocó Cocca o no también es relativo, porque
Castillón realizó buenos movimientos y hasta tuvo una oportunidad, pero no terminó
de concretar ninguna.
Alvarado estuvo impreciso y personalmente no me gustó como
estaba ubicado en los primeros diez minutos del partido, al igual que Videla a
quine vi tirado muy a la izquierda, aunque después se acomodaron y mejoró todo
el equipo.
Es cierto que podría haber jugado de central con Sánchez, porque
Cabral viene flojo, pero también hay que reconocer que Cerro no viene teniendo
buenas actuaciones..
Adelante cada vez que entra Brian Fernández es como un
despertador, pero sigue fallando en las definiciones.
Se nota el enojo de Milito con él, pero aprender lleva
tiempo.
También le pasa a Acuña, a Nagüel.
Pero no estamos tan mal y no hay que desesperar.
Un resultado negativo
siempre deja enseñanzas positivas, por eso como hincha confío en que Racing
puede reencontrarse nuevamente con el buen camino, al igual que lo logró en el
torneo que lo consagró campeón.
Hasta pronto.