Antes de comenzar el partido, recordaba el que disputó el equipo campeón del
2001, dirigido por Mostaza Merlo y pensé que si ganábamos hoy se podía conseguir un envión anímico similar al que llevó a aquel equipo a lograr el campeonato.
Porque era Estudiantes que siempre fue difícil, porque era en su casa y sobre todo porque era el
puntero.
Y ese primer tiempo no estuvo tan mal, diría que fue bueno, porque jugó
presionando más arriba y porque tuvo libertades que quizás no esperaba, donde
Romero y Acuña, pudieron manejar la pelota, a espaladas de los volantes platenses, a quienes
se les sumaba Pillud por la derecha.
Racing dominó el mayor tiempo y esta vez a Romero si se lo vió más
comprometido con el equipo y al no estar tan atornillado en la derecha, se tiró
más al medio y tuvo más en contacto con la pelota, convirtiéndose junto con el “Huevo”
Acuña en los que le daban al equipo la tenencia y las posibilidades de generar
algunas jugadas de peligro, que no fueron muy claras, pero las tuvo.
Y en una jugada de pelota parada Acuña convierte y le da a Racing la
posibilidad de pasar a ganar el partido.
Pero lamentablemente se siguen cometiendo errores graves, pero son de los
más dolorosos porque transitan la ingenuidad y sobre la hora, en una jugada de
indecisión pura entre Orión e Insúa, este último en lugar de molestar al rival sobre
la línea de fondo, apoyándole el cuerpo para desacomodarlo, busca sacarle la
pelota con la mano.
Penal y empate que evidentemente golpeó anímicamente al equipo, porque creo
que todos hubieran querido expresar contra el marcador de punta lo que sentían,
pero claro, no se debe hacer y eso retiene la bronca y golpea en el ánimo de
sus compañeros.
Pero me pregunto que pasó en el vestuario, porque el Racing del segundo
tiempo fue un desorden total, como que envolvió al equipo un bloqueo mental que
lo hacía correr sin ton ni son.
Racing se pinchó de una forma que llama la atención, porque no tuvo fuerzas
ni físicas ni anímicas, y para mí eso es mental, lo que me preocupa y mucho.
Desapareció Romero, cayo totalmente el rendimiento de Acuña, los delanteros
no tocaban la pelota y los volantes centrales y la defensa sobre todo por el
lado de Insúa ( Pillud y Sánchez tuvieron un despeño aceptable) eran superados por los volantes y delanteros de Estudiantes cada vez que se lo proponían y que si no fuera
por Orión el partido hubiera terminado mucho antes.
También pudimos ver a un Lisandro López que no está pasando un buen momento
(tuvo una en el segundo tiempo que encontró por un mal pase de Alcacibar y la
tiró al diablo) y enojarse con el mismo o a Bou que no tuvo peso en el tiempo
que le toco jugar, dos jugadores “goleadores” que no pueden convertir por sus
bajos rendimientos y porque no se encuentra el juego o la fórmula para que lo
hagan.
Los cambios demostraban que Racing no quería ganar, quería no perder.
Por último digo que Racing mereció
perder por sus “inocencias”, pero Beligoy lo aseguró, al no cobrar dos
penales, especialmente el último sobre la hora del segundo tiempo y además, porque
increíblemente no amonestó a ningún jugador “Pincha” a pesar de que hubo
infracciones que merecían tarjeta amarilla
Fue realmente triste ver a este Racing “fundido” en la segunda parte, porque
hacía agua por todos lados, lo que marca que el equipo no solo ha perdido fuerzas físicamente sino que mentalmente también las está abandonando.
Hasta pronto.