Hay un dicho que dice “la necesidad tiene cara de hereje” y este Racing fue un fiel reflejo del mismo, para lograr su primer triunfo en la era Pizzi.
Racing, que presentó cambios de jugadores, no logró cambiar sus flojos rendimientos respecto de lo que veníamos viendo y ante un Rosario Central que tampoco arriesgaba, aburrieron de lo lindo en ese primer tiempo.
Solo parecía
despertar por alguna subida de Schelotto, con muchas ganas, pero sin el ritmo y
estado físico adecuado o cuando le
tiraban alguna pelota a Copetti, por ahora el único que mal o bien, se “banca”
todo (como el golpe que le mete el arquero Broun, penal claro que Mastrángelo ignora) y no decae a pesar de estar solo en esa lucha ofensiva.
El segundo tiempo comenzó distinto, porque Alcaraz
estuvo más lúcido y rápido, Moreno se ordenó mejor y creció mucho Lovera, de
los más activos quien junto con un Mena más ofensivo, lograron arrinconar a Rosario Central y llegar
al gol en un tiro de esquina donde Copetti, siempre atento y concentrado anticipa
de cabeza y convierte el tanto que sería el de la victoria, fueron quizás los
mejores 20 minutos de la era Pizzi, obviamente muy poco, pero algo para rescatar.
Después comenzaron los cambios, por el nerviosismo y
la “obligación” de ganar, que lo llevaron a darle la iniciativa al equipo rosarino
aunque de todas maneras y con Copetti como protagonista pudo obtener un penal a
favor, por el agarrón del defensor, pero otra
vez Mastrángelo siga, siga…, también por un tiro libre de Rojas, para finalmente
terminar sufriendo por el llamativo descuento de 7 minutos, donde
Central buscó a través de centros sobre el área racinguista ganar con sus “grandotes”,
pero salvo uno que paso cerca de un palo, fueron bien controlados por Arias y
sus compañeros.
Pero hay algo que está por encima del resultado del
encuentro y me refiero a las posteriores declaraciones del técnico al finalizar
el encuentro, palabras que dejan bien en claro cómo se siente y a quien señala
cuando invoca su necesidad de estar todos juntos “me hubiesen gustado alguna
cosas más…si querés entre comillas, mas corporales o institucionales…pero
tranquilo también se como son los tiempos en el fútbol…”
Es evidente que lo expresado marca que en Racing se comienza
a vivir un período difícil, que ubica a Pizzi, entre la esperanza y la desconfianza,
porque llegó el triunfo, pero se fue el
apoyo.
La esperanza porque llegó el triunfo y porque cree en
sus jugadores para revertir esta situación, la desconfianza porque ya sabe que
se fue el apoyo de los dirigentes y que enfrenta una encrucijada con un solo camino
posible, lograr resultados positivos.
Hinchas somos todos, pero los dirigentes tienen otras obligaciones, como por
ejemplo la de estar totalmente convencidos a la hora de las contrataciones y no
hacer de la misma un pasatiempo como en un juego de mesa familiar, donde total si
se pierde son pesos de cartón.
Aquí se contrató un cuerpo técnico y si bien se
confió en la sugerencia del Manager, se supone que la C.D. lo ha analizado lo suficiente
buscando equivocarse lo menos posible, por lo que a pesar del mal comienzo no sería
justo quitarle el apoyo, porque eso iría en contra de sus propias convicciones
y además dejaría en una posición sumamente incomoda al manager Rubén Capria
Hasta pronto.