Con un lamentable y penoso desempeño Racing terminó perdiendo por goleada ante Argentinos Juniors, dejando una imagen que nos avergüenza a todos los hinchas.
Como hincha solo busco comentar lo que interpreto
cada vez que veo a mi querido Racing y sobre lo de ayer en La Paternal quiero
decir que más que con bronca me siento desilusionado porque el equipo vuelve a
dejar esa sensación de desprecio por el torneo local, la que seguramente tendrá
una explicación.
Mi opinión al respecto es que hay dos elementos que
pueden ser la causa de los problemas, a los que de cualquier forma hay que
encontrarle solución, uno es que el juego del Racing de Costas exige físicamente
al equipo porque su idea principal es la búsqueda constante del gol a través de
la intensidad, la presión y la agresividad, lo que demanda un gran esfuerzo tanto
en ataque como en defensa, dejando de lado en la mayoría de sus partidos la
tenencia y la clara circulación de la pelota y el otro es el efecto que causa
la relajación mental en el físico después de haber logrado el gran triunfo ante
Peñarol, un estado del cual les cuesta salir (algo que termina confirmando
Zucculini.
Y ante Argentinos Juniors, en una cancha que se sabe
perfectamente lo que hay que hacer se conformó un medio campo con dos jugadores
cansados ante un equipo lleno de jóvenes que los presionaron y superaron todo
el partido, lo que comprometía aun más a la ayer frágil defensa de Racing, pero
sin jugar bien logró ponerse en ventaja a través de Conechny, (reemplazo a
Solari lesionado) quien en un buen movimiento a las espaldas de “Maravilla” terminó
enfrentando a Rodríguez y lo derrota con un buen toque y cuando todos esperábamos que Racing pudiera aprovechar esa
ventaja a los pocos minutos Argentinos en un nuevo error de Arias, encuentra el
empate a través de Lezcano. Otra vez sopa…
Pudo aumentar Conechny de cabeza, pero el primer
tiempo finalizó con el partido igualado, algo que no estaba mal y podía tener
una lectura más clara de que necesitaba un Racing que daba ventajas en el medio
campo, pero todo siguió igual y el segundo gol del local llegó por otro error
de una defensa que en la puerta del área se queda mirando como Lezcano con una
tranquilidad pasmosa ponía el pase para López Muñoz que picó al vacío en el
área hasta casi tocar a Arias, quien tampoco reaccionó ante su pique, un tanto que
comenzó a derrumbar a la frágil estructura defensiva y facilitar la llegada del
tercero para el local, donde nadie fue capaz de salir a cortar a Giménez cuando
se acercaba al área pero todos miraron como la ponía contra un palo. Amigos que
tardecita.
Los cambios no llegaban y era doloroso ver como este
Racing épico ante Peñarol deambulaba por la cancha como jugando de compromiso, distraído
y con jugadores que reflejaban en sus caras la clara imagen de que estaban
desenchufados en un partido que ya estaba prácticamente perdido a los quince
del segundo tiempo, por lo que lo único que me preguntaba era cómo podemos
pasar en pocos días de un final soñado a esta pesadilla inesperada.
Y un poco tarde y equivocados llegaron los cambios,
que a mi modesto entender le hicieron más daño porque si algo había que
reforzar desde el comienzo del segundo tiempo era el medio campo, que era
claramente superado, sin embargo terminan
reemplazando a Nardoni y Mura, por Vergara y “Totó” Fernández, por lo que todo
fue empeorando porque seguía sin generar nada en la ofensiva pero además
Argentinos le llegaba más fácil porque el medio era una autopista sin barreras
y el gol de Oroz, el cuarto, deja expuestos a todos por la desorientación en
que se encontraban.
No hay dudas que la confusión también había llegado
al cuerpo técnico, que buscó soluciones con Vietto por Balboa y Colombo por Di
Césare en un Racing que realmente cueta entender porque después de un triunfo en
la Libertadores que lo elevó al máximo anímicamente, termina jugando como un
equipo que parecía no tener ningún incentivo.
Los hinchas hoy sentimos y expresamos nuestros sentimientos de distintas maneras y seguramente pasará lo mismo con Gustavo Costas, pero ya no quiero escuchar más palabras que me endulcen el alma, solo quiero saber porque pasamos del cielo al infierno en cinco días.
Obviamente sigo a muerte confiando en Costas, así
que espero que pueda convencer al equipo de que hay que vivir enchufado y en la
Liga Argentina hay que empezar a ganar.
¡Vamos Gustavo, vamos muchachos, vamos todos juntos por este sueño!
Vamos Racing carajo!
Hasta pronto.