En futbol todo es posible, pero entendamos que muy pocas
veces se da la posibilidad de dar vuelta un resultado, cuando en el total de
los 180 minutos, Racing jugó más de un partido completo con un jugador menos,
con el agregado de que su rival es un equipo que se hace fuerte de visitante,
sabe a qué juega y se defiende muy bien, sobre todo teniendo una ventaja a su
favor.
Así y todo Racing lo buscó desde el comienzo, con la subida
de Pillud y Voboril, de allí la presencia de Grimi como central y en esa
primera etapa arrinconó a Guaraní la mayoría del tiempo teniendo alguna que
otra situación como para marcar, pero todo fue más en base al esfuerzo que al
juego bien elaborado.
Ya sabemos que el equipo carece de cierta claridad para generar
jugadas que pongan a sus delanteros frente al arquero rival, aunque de alguna
manera la Academia tenía controlado el encuentro, pero sobre cierre de los
primeros cuarenta y cinco minutos, un error involuntario en defensa –pase corto
de Grimi a Saja, obliga a éste a cometer penal ganándose además su expulsión, inconveniente
que generó nuevamente un problema al técnico y al equipo.
Momento infartante para los hinchas porque seguramente pensamos
que todo se terminaba allí, sin embargo Ibañez se lució al contener el tiro
penal en gran forma y la esperanza siguió intacta.
Segundo tiempo donde Racing salió decidido a llevarse por
delante a Guaraní que desconcertado comenzó a mostrarse impreciso y pareció que
era el equipo paraguayo el que estaba con un
jugador menos y Racing tuvo en Bou el “disparador” para lograr el
empate, pero se encontró con la gran noche de Aguilar.
Después la entrada de Brian Fernández le dio otras opciones
al ataque y tuvo también su oportunidad que hizo lucir nuevamente al arquero
rival, pero el equipo iba sintiendo el esfuerzo y sumado a los nervios lógicos
del trámite fue dejando espacios a sus espaldas, lo que aprovechó Guaraní, pero
por suerte también se encontró con un Ibañez de impecable tarea.
Es doloroso aceptarlo, pero la Copa se pierde en Asunción, donde
se cometieron muchos errores dentro y fuera de la cancha, seguramente algo que
se habrá conversado profundamente puertas adentro.
El triunfo en el clásico ciertamente habrá ayudado a olvidar
en parte el desgate y los dolores físicos que sumaron esos dos encuentros para esta
noche tan esperada, pero después de un esforzado primer tiempo donde no se pudo
abrir el marcador y el comienzo del segundo donde se duplica esfuerzo por tener
un jugador menos, terminan pasando factura.
Pero nunca se bajaron los brazos ni se frenaron las piernas
y se presentó batalla hasta el pitazo final donde a pesar del resultado, todos
los presentes ovacionaron a estos muchachos, como homenaje a la dignidad de un equipo que enorgullece a
sus hinchas.
Ahora hay que pelear el torneo, tratando de
finalizar lo más arriba posible en esta primera parte y además, poner atención
en la Copa Argentina, que nos puede dar una opción más corta de volver a jugar
nuevamente la Copa Libertadores.
Hasta pronto